Totanés hace miles de años

A.M
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El equipo de Cota 667 celebra este domingo un acto de presentación en sociedad de la estructura megalítica dispuesta en forma circular, Crómlech, aparecida en el municipio toledano, cuya datación y funciones aún son una incógnita

redacción / toledo

Una estructura megalítica pero sin afán megalómano. Sobre ello están trabajando desde hace casi dos años, «de forma callada, prudente y mimándolo mucho», la directora de la intervención arqueológica, Ángela Crespo, y otros dos compañeros, Sergio Isabel y Miguel Ángel Díaz, todos ellos miembros de Cota 667.

Después de los primeros trabajos, tan importantes o más, aunque menos visibles, que los de excavación, que sería la segunda fase a acometer en próximas fechas, Ángela Crespo afirma que por la documentación, consultas a expertos y por la estructura en sí «podemos decir que estamos ante una estructura megalítica conocida como Crómlech (círculo de piedras) que se suelen construir entre 2.500 a 1.000 años a.C.»

Así, descartada la mano del hombre moderno o que se trate de una estructura de naturaleza, este equipo dirigido por Ángela Crespo se halla ante un descubrimiento, al que fueron empujados por la curiosidad que estas piedras despertaban desde niño al alcalde de Totanés, que por su particularidad y escasa presencia de este tipo de construcciones en la Península Ibérica puede suponer un hecho científico que traspase las fronteras no solo provinciales sino regionales e, incluso, nacionales dada la escasa literatura científica sobre este periodo de la prehistoria.  

«A priori es magnífico», reconoce Ángela Crespo, aunque con las reservas de quien asegura que todos los proyectos en los que trabaja «son igual de importantes». Y es que, matiza Crespo, aún falta la fase de excavación porque, de momento, sólo se ha acondicionado la superficie (desbrozado) para hacer la documentación arqueológica que incluye fotos de detalles, fotos generales, dibujo arqueológico de planta y secciones,... Además se ha  documentado a través de técnicas fotogramétricas para realizar modelos 3-D y ahondar en los estudios previos a la fase de excavación.

Aprecia la directora de estos trabajos que al contrario de lo que ocurre con otras estructuras megalíticas como los dólmenes o los menhires, con los Crómlech no existen tantos estudios «De hecho, conocidos en la Península Ibérica está el de los Almendros en Portugal y alguno en la zona del Pirineo, en Guipúzcoa, pero este de menos entidad que el que tenemos aquí en Totanés». Y es que afirma Ángela Crespo que el estado de conservación y el volumen del Crómlech toledano puede sorprender.

  Un elemento sobre el que se puede basar el descarte de la intervención del hombre moderno en esta construcción son los líquenes. Explica Ángela Crespo que existen determinadas especies de líquenes cuyo diámetro crece dependiendo de los años que lleven  expuestos, por lo que, ya se puede certificar «que estas piedras están colocadas de esas forma hace cientos y cientos de años».

 No obstante, la segunda fase de este proyecto, la excavación, «es determinante para poder clarificar cuándo y para qué se construyó».

Sobre este último interrogante, indica la arqueóloga que existen teorías que establecen que estas estructuras «se pueden comportar como relojes para indicar a esas poblaciones cuándo era la mejor época del año para las cosechas».

En este sentido, el equipo de Cota 667 desplazado a Totanés también forma parte del grupo Ciencia a la Carta («una apuesta colectiva por el fomento de la cultura científica», se definen), en el que cuentan con un astrónomo que va a estudiar las alineaciones de las piedras con las alineaciones astrales y cuya tesis de trabajo se inclina precisamente por esta función, la agrícola.

Y la segunda fase, antes de la que está previsto que el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y el Instituto de Arqueología de Mérida hagan las pruebas con el magnetómetro para determinar lo que hay bajo la superficie, se iniciará con un periodo de excavación con el que se «podrá determinar el periodo de colocación» en función de la «cultura material, restos cerámicos y fauna» que se encuentren durante estos trabajos.

Unas labores meticulosas que entre otras suponen el cribado de toda la tierra que salga para «poder hacer estudios de pólenes y microfauna que nos permita interpretar cómo era el paisaje de ese momento».  

Respecto al apoyo que puede recibir este equipo de arqueólogos de las instituciones públicas y científicas, defiende Ángela Crespo la necesidad de que en este proyecto arqueológico, como en todos, «todo el mundo pueda aportar y colaborar, cuantos más especialistas más rico será el resultado». Así, cuentan por ejemplo con la ayuda de la catedrática  de Prehistoria de la Universidad de Alcalá de Henares, Primitiva Bueno, especialista en el fenómeno del megalitismo, y el profesor de Prehistoria de la Facultad de Humanidades de Toledo, Juan Pereira. 

El aspecto económico, de momento, lo sostienen con su espíritu de voluntariado aunque prepararán la solicitud para las ayudas que la Junta de Comunidades convoca cada año para proyectos arqueológicos.

 De momento, no deja de agradecer Ángela Crespo, la colaboración de la Consejería de Cultura y de la propiedad de los terrenos, no hay que olvidar que el hallazgo se encuentra en dominio privado, «que se han volcado muchísimo y están encantados». Y con posdata, subraya, Crespo, agradecen a la patrulla del Seprona, «a Atanasio y Paco» de la Comandancia de Toledo «su labor impresionante».

 

Domingo 23  

La labor de divulgación de los arqueólogos que reivindica Ángela Crespo se hará realidad el próximo domingo, 23 de septiembre. Y es que, apunta la arqueóloga, al tratarse de un proyecto sin financiación, contamos con ‘Ciencia a la carta’ «para que desde el principio la población de Totanés se acerque a la arqueología y el resto de ciencias». Es por ello que han organizado la ‘Noche del equinoccio’ -abierta a cualquier persona interesada o que sienta curiosidad por este proyecto- durante la cual, además de concienciar a la población de la riqueza patrimonial de la que gozan, comprobarán si el Crómlech tiene que ver o no con este ciclo. «Lo cierto es que solo tenemos este equinoccio para comprobaciones, porque el año pasado no estábamos trabajando en el terreno», reconoce Crespo, pero no olvida que esta cita será también un acto simbólico de presentación de la estructura y hasta «un experimento social». «Vamos a estar trabajando y todos los que asistan serán protagonistas de primera mano de estos trabajos. Vamos a estar observando (astrónomos, arqueólogos,...), no solo cómo se comporta el cielo con la estructura sino viendo cómo la gente, que es lo más importante de todo esto, recibe la información», relata casi fascinada con la idea Ángela Crespo.

Porque insiste Crespo, cuando desarrollan un proyecto -ellos, Cota 667 son especialistas en arqueología de la Guerra Civil- lo que les  ilusiona más que el proyecto en sí es que «las poblaciones, los pueblos pequeños, vean en el patrimonio cultural una forma de desarrollo local». Y es que, defiende esta profesional de la arqueología que los «arqueólogos, los gestores de patrimonio, tenemos la obligación de explicarles, de contarles a las poblaciones lo que tienen y que vean en ello, por ejemplo, otra perspectiva de desarrollo del turismo rural».

No puede negar sin embargo Crespo que este hallazgo puede poner a Castilla-La mancha, Toledo y Totanés, y al país, en el centro de las investigaciones para conocer más sobre este periodo de la Prehistoria.