La historia del inmueble sobre el que se asiente la Mezquita de Tornerías fue el escenario para que el presidente se refiriera a «un país que lleva muchos siglos configurándose y definiéndose» en torno a «la pluralidad». Por ello, y celebrando «de corazón que en España vamos a poder decir que no necesitamos autodeterminarnos más», Emiliano García-Page celebró -una vez más- que «si es posible a finales de abril podamos hablar, sin la discusión, de lo que nos une, del país». Porque la convocatoria de elecciones generales acabará «con la coartada» y el «argumento de quienes piensan que el Gobierno se agarra al poder al precio que sea».
Además, y porque este planteamiento «posibilita que los españoles puedan pronunciarse dejando claro que «la autodeterminación no nos va a dividir a los que creemos en al Constitución», el presidente regional se declaró optimista porque los comicios «aportarán las certezas que España necesita tras diez años de « con demasiada zozobra, con demasiadas dudas». Por ello, finalizó su discurso -en el que no faltó un guiño al famoso relator «que podía convertirse en el jefe de campaña de la oposición»- señalando que una «consigna de prudencia válida para cualquier dirigente público es que «si no se tiene claro todo, al menos hay que tener claro lo que no hacer».