María Luisa Mora, poeta de la verdad

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La escritora, Premio Adonais en 1994, acaba de ser galardonada con el Premio Nicolás del Hierro, que otorga el Ayuntamiento de Piedrabuena, por su poemario 'Simulacro Cero'

Mora, acompañada por Santiago Sastre (d), Juan Sánchez y Francisco Caro (2i). - Foto: David Pérez

«María Luisa Mora es una poeta de la sencillez y de la verdad. Y muy pocos escritores resisten estos calificativos». Estas palabras del profesor y poeta ciudadrealeño Francisco Caro, en nombre de Nicolás del Hierro y del Ayuntamiento de Piedrabuena -que convoca, desde hace dieciocho años, el premio literario que lleva su nombre-, fueron dirigidas a la autora de Simulacro Cero. Este poemario constituye la publicación número trece de María Luisa Mora (Yepes, 1959), quien la presentó en la Biblioteca de Castilla-La Mancha rodeada de amigos como Juan Sánchez Sánchez, director de la institución, o el profesor universitario y también poeta Santiago Sastre. El primero, quien reconoció que la escritora yepeña es una de sus autoras de cabecera, parafraseó el contenido de sus últimos poemas para señalar que «la vida, como la lectura -durante la presentación del acto anunció la creación de un nuevo club de lectura específicamente centrado en la poesía-, no debe vivirse como una simulación».

Sastre, en primer lugar, destacó de la poesía de María Luisa Mora elementos como «el compromiso con la verdad», la presencia latente de «la muerte, vivida de cerca», y «el amor entendido como necesidad de cariño, cocinado a fuego lento en el hogar». Sastre explicó a los asistentes que los veintinueve poemas que componen Simulacro Cero (primero de los títulos que publica tras El pan que me alimenta, recopilación de toda su obra poética editada por Vitruvio) giran alrededor de la imposibilidad de vivir la vida como experiencia enmascarada, falsa, simulada, un principio con el que Mora coincide con su admirado Gil de Biedma.

El Premio Nicolás del Hierro, convocado por el Ayuntamiento de Piedrabuena (Ciudad Real), está dotado con 1.500 euros y una edición de 300 ejemplares. Entre otros autores, lo ha recibido también otra escritora toledana, María Antonia Ricas.

Entre las publicaciones de Maria Luisa Mora es posible destacar Las hiedras difíciles (Torremozas, 1986); Este largo viaje hacia la lluvia (Rialp, 1988), que llegó a ser accésit del Premio Adonais en 1987; La tierra indiferente (Torremozas, 1990), que obtuvio el Premio Carmen Conde en 1990; La mujer y la bruma (Melibea,1992), accésit del Premio Rafael Morales 1991. Con Busca y captura (Rialp, 1994) obtuvo nada menos que el prestigioso Premio Adonais en 1995. Le siguieron títulos como Meditación de la derrota (Torremozas, 2001), La isla que no es (Melibea, 2002), que le procuró un nuevo accésit del Premio Rafael Morales en 2001; La respuesta está en el viento (Torremozas, 2005), segundo puesto de poesía Fernando Rielo 2003 y Navegaciones (Ediciones Vitruvio, 2009), entre otros.