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Tras el ataque de un perro con rabia el pasado fin de semana a tres menores en Toledo, la Consejería de Sanidad y Asuntos Social ha entrado en situación de alerta, y ha activado un protocolo especial para evitar nuevos casos de esta enfermedad, extinguida hace décadas en España. Como medida preventiva, ha decidido que se vacune contra la rabia a todas aquellas personas que sean mordidas por un perro en un radio de veinte kilómetros a la redonda de Argés, que es la localidad de la que provenía el can contagiado.

Los distintos centros de salud comprendidos en el área tienen orden de derivar a toda persona mordida por un perro a urgencias, y posteriormente al hospital Virgen de la Salud, donde se les inyectará la primera vacuna. La Consejería asegura que se va a hacer cargo del tratamiento, que deberá continuar durante veinte meses con cinco vacunas al mes. Este protocolo preventivo se ha puesto de marcha de forma excepcional, y tendrá un periodo limitado de tiempo, si es que no aparecen nuevos casos de rabia.

La intención de la Consejería es que todas las personas incluidas en el área de acción conozcan de este protocolo para evitar peligros. De hecho, ha sido precisamente la información la que ha hecho que un joven de 17 años que estuvo en contacto con el animal enfermo haya pedido auxilio médico y esté ya en tratamiento.

Más vacunados. Una de las primeras personas inmersas en el protocolo ha sido Mario, un vecino del Polígono al que le mordió un pequeño perro el pasado jueves, cuando salía de una frutería de la calle Alberche con su hija de once meses en brazos. Sintió un dolor en la parte posterior de la pierna, y al volverse vio que tenía enganchado al perro de una vecina, del que según denuncia, ya le habían avisado de que mostraba una actitud agresiva. Tuvo que zafarse del animal, que no soltaba la presa, y que se revolvió con intención de seguir mordiéndolo. Al dirigirse a la dueña, Mario se encontró con que ella le dio la espalda. Ante esta situación, decidió llamar a la Policía Local.

Al percatarse ella, cogió al can en brazos y salió corriendo hasta su casa. Mario la siguió y al momento llegó la Policía, que llamó a la puerta para comprobar las vacunas del animal. Pero no le abrieron la puerta.

Desde su centro de salud, mandaron a Mario al Hospital, donde lo vacunaron de la rabia, un tratamiento que debe continuar veinte meses. Al día siguiente, desde la Policía le informaron de que el perro carecía de vacunación alguna. Él ha denunciado los hechos.