Sepultandomitos. Los frutos secos, con mesura, no engordan

Jorge Fraguas
-

Entre otras propiedades, los frutos secos ayudan a reducir el colesterol malo y a incrementar los índices del bueno. Con unos 20 gramos por día es suficiente para disfrutar de las aportaciones que realizan a nuestro organismo

A quién no le gustan los frutos secos? No me refiero a los snacks, que también están buenísimos, sino a los frutos secos tradicionales: almendras, nueces, cacahuetes, anacardos, nueces de macadamia, pistachos... los hay para todos los gustos, pero, en general, están muy ricos. La pega es que aunque se trata de productos de ‘toda la vida’ y que se encuentran en cualquier tipo de establecimiento, son bastante caros. Esto tiene su parte negativa, y es que en la mayoría de las economías domésticas se hace necesario restringir su consumo, pero también una parte buena, y es que no es necesario pegarse el atracón -de hecho no es recomendable- para poder beneficiarse de las múltiples propiedades con que cuentan.

En general, y pese a que los índices de obesidad van en aumento generación tras generación, todos tratamos de cuidarnos en la medida de lo posible, tomando frutas y verduras, haciendo, en ocasiones, un notable esfuerzo para ingerirlas, ya que son alimentos un poco sosos y que nos suelen dejar bastante indiferentes, aunque hay muchas y variadas formas de cocinarlos que nos pueden aportar más placer al comerlos. Sin embargo, el tema de los frutos secos es otro cantar, y muchas veces cuando acudimos a ellos lo hacemos con cierto pensar de conciencia, no en vano son alimentos de alto contenido calórico, sin darnos cuenta de que cuando tomamos frutos secos, especialmente si son crudos, estamos contribuyendo a un mejor funcionamiento de nuestro organismo.

Tanto es así que en la tradición gastronómica china, y digo tradición porque actualmente China se ha occidentalizado y disfrutan de las hamburguesas como verdaderos yankees, se promulga que cerca de un 50 por ciento del aporte calórico debería proceder de los frutos secos y las semillas. Y es incuestionable que China dispone de una tradición milenaria en cuanto al cuidado personal y son muchos chinos los que encabezan la lista de personas más longevas, así que cierto caso hay que hacer a sus recomendaciones.

Noemí Soriano, directora médica de la clínica Zen Salud y Belleza de Toledo (situada en la calle Covarrubias, número 15), reconoce que el consumo de frutos secos en los países mediterráneos es de unos seis gramos por persona y día, por lo que su contribución nutritiva a la dieta total es poco significativa, «a pesar de su interesante perfil nutricional», y es que a pesar de ese elevado contenido energético, cuenta con un elevado aporte de fibra -que regula el tránsito intestinal y, por tanto, indirectamente, ayuda a perder peso-, bajo contenido de grasa saturada -la que en mayor medida se incorpora al ‘flotador’- y un elevado aporte de grasa insaturada -muy importante para el buen funcionamiento de nuestras articulaciones, entre otros beneficios-.

Productos que, como indica esta profesional de la salud, se recomienda incorporar cuando se realizan actividades intensas y que requieren un esfuerzo físico o intelectual importante. Y eso de que engordan mucho es algo relativo si te toma con moderación. Desde hace unos meses he incorporado los frutos secos a mi dieta, sin haberme quitado de otras cosas y sin hacer más ejercicio del habitual. A la semana me tomo una bolsa de frutos secos variados de 175 gramos y pese al paso de los meses la báscula se mantiene constante. Por tanto, siempre y cuando se tomen con mesura, lo del engorde es cuando menos relativo. La doctora reafirma esta experiencia personal indicando que el consumo habitual en cantidades razonables «no tiene porqué producir incremento del peso corporal». Además, si se toman como tentempié se pueden evitar alimentos procesados más ricos en calorías y pobres en nutrientes, recomendando una cantidad de unos 40 gramos en días alternos.

Y qué decir del colesterol. Son cada vez más los jóvenes, incluso niños, que cuentan con niveles altos. Para ello existen pastillas y productos que ayudan a reducirlo, pero si se puede echar mano de algo natural para procurar unos buenos índices, mucho mejor. En este sentido, como recuerda Soriano, en la composición de los frutos secos destaca la presencia de grasas saludables, que ayudan a reducir los niveles de colesterol ‘malo’ y a incrementar los del bueno. Así, la presencia en su composición de ácidos grasos oleicos y linoleicos, así como omega 3, controlan los niveles de colesterol, pero también de triglicéridos, lo que les convierte en alimentos cardioprotectores.

También en su composición destaca la presencia de antioxidantes como la vitamina E y C, «imprescindibles para combatir la acción de los radicales libres, potenciadores de las enfermedades degenerativas y del envejecimiento». Este efecto cardiosaludable añadido se debe a la capacidad de los tocoferoles de proteger a las lipoproteínas de baja densidad frente a la acción de los radicales libres.

La presencia de vitaminas del grupo B serán de utilidad para combatir el estrés, la fatiga diaria o incluso el síndrome premenstrual.

Asimismo, su contenido mineral es superior al de otros alimentos ya que aportan al organismo magnesio -relajante-, fósforo -vital para la correcta formación y mantenimiento de huesos, dientes y encías, así como para paliar la artrosis-, potasio -regula la presión arterial y ayuda a eliminar líquidos-, calcio -fundamental para nuestros huesos-, hierro -importante para el sistema inmune- y oligoelementos, como el zinc -entre otros beneficios ayuda a la cicatrización de las heridas- y el selenio -antienvejecimiento-.

Conocidas sus propiedades, ya no hay excusa para, con moderación, tomar frutos secos. Y si te resulta frustrante consumir apenas un puñadito al día, los puedes usar como complemento de ensaladas, lo que te permitirá poder disfrutarlos en crudo, en salsas o para sustituir el pan en algunos rebozados, una tendencia culinaria que está en alza porque además de un sabor diferente, aporta un crunch a las comidas agradable para el paladar.