La mayor mortalidad de encinas de la última década se registra este otoño

latribunadetoledo.es
-

El profesor de Botánica de la UCLM, Santiago Sardinero, denuncia que la mayoría de lo árboles de esta especie están «muertos» en el área que va desde La Bastida hasta Montesión

La mayor mortalidad de encinas de la última década se registra este otoño

i. g. v. / toledo

«Lo más importante es que un medio de comunicación haya decidido hacerse eco y llevar a su portada una noticia como ésta, relacionada con el Medio Ambiente, algo que nos afecta  a todos. No podemos obviar que nuestra naturaleza se está muriendo». Así se tajante se mostró el profesor de Botánica de la Facultad de Ciencias Ambientales y Bioquímica de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM), Santiago Sardinero, explica que el mayor índice de mortalidad de encinas de la última década se está produciendo este otoño y denuncia que la mayoría de los árboles de esta especie están «muertos» en el área que va desde La Bastida hasta Montesión. «Prácticamente una de cada dos encinas se han secado, y presentan un tono rojizo que da la voz de alarma, alejado de su verde natural».

El profesor explica que la «sequía» es la principal causa de la gran mortalidad. «No ha llovido prácticamente nada en meses, es el año más seco de los últimos 70, y a eso se suma que las temperaturas mínimas se han incrementado mucho», continúa Sardinero, quien advierte que, tal como dice la «lógica», «la bajada de precipitaciones y el incremento de las temperaturas provoca que las plantas se sequen», al alargarse el periodo de actividad vegetativo por la falta de agua.

Por tanto, estos árboles «dañados» y con tejidos muertos son más «sensibles» al ataque de insectos, hongos o bacterias pero mantiene que «la sequía es la causa primera» de esta situación. Así, el profesor utiliza el refrán para explicar la situación: «al perro flaco, todo se le vuelven pulgas».

Sardinero apunta que los países de clima mediterráneo, con lluvias irregulares, son «los grandes perdedores» en materia medioambiental y añade que la muerte de árboles «es una faceta más de una sociedad en crisis, una sociedad urbana pero también dormida, a la que no le preocupa su vegetación».

Denuncia ciudadana. El profesor se suma así a la denuncia realizada hace unas semanas por un trabajador del Hogar Zoe de las Hijas de la Caridad, quien denunciaba que una «plaga» había secado centenares de plantas en las inmediaciones de La Bastida,  una zona de monte de una gran extensión que «da pena ver ahora mismo, porque hay hectáreas de árboles muertos.

Lo «preocupante» es que la situación se amplia a Montesión y a cualquier zona del entorno de Toledo «donde las plantas estén orientadas en dirección Sur», añade Sardinero.

El trabajador del Hogar Zoe denunció el caso en la Consejería de Agricultura y explicó a La Tribuna que su denuncia se topó de bruces con la burocracia. De una consejería a otra y de un mostrador a otro. Desde Agricultura fue derivado a Medio Ambiente, después  a Montes, Plagas... pero aún no ha obtenido respuesta.

Por su parte, el profesor Sardinero lamenta que «en algunas zonas poco se puede hacer» pero añade que  lo importante es que «el suelo no pierda materia orgánica, que permanezca con la ojarasca, para que la humedad se mantenga y las plantas puedan sobrevivir a pesar de la intensa sequía».

una situación similar en 2004. Sardinero añade que estamos vivienda una situación «similar» a la que  ocurrió Castilla y León, fundamentalmente en Salamanca y sus alrededores, en 2004. Aunque en este caso, era un pequeño escarabajo el que aniquilaba los encinares salmantinos. Las larvas del cerambyx cerdo -así se llamaba el insecto- convertían el tronco y las ramas de encinas, robles y alcornoques en largas galerías, hasta que el árbol se secaba o se caía a pedazos. Hectáreas de cadáveres vegetativos que también se encontraron en esa época en la dehesa extremeña.