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El nuevo Hospital Universitario permitirá llevar a cabo en Toledo las actuaciones sanitarias que el anterior Ejecutivo había conveniado con Madrid. El presidente regional, Emiliano García-Page, explicó ayer que «si este Gobierno tuviera que abordar los más de sesenta millones de euros a los que nos comprometía todos los años absurdamente, casi obscenamente, el convenio con Madrid, no podríamos poner al mismo tiempo en marcha ni esta, ni ninguna otra obra que estamos haciendo en la comunidad». No es sólo por falta de dinero, sino porque los clientes se van a Madrid. A su juicio, Cospedal ha sido coherente en su lógica de «vamos a beneficiar a las clínicas privadas de Madrid, por lo que nos interesa un hospitalito».

De momento, el nuevo Ejecutivo está haciendo el análisis de los pacientes que se han apuntado al convenio. Su idea es darles al menos una información correcta, y al tiempo negociar con la Comunidad de Madrid. Porque aunque no se plantea revisar el acuerdo de Guadalajara, donde está supliendo carencias del servicio sanitario. Pero en Toledo es distinto, porque «estaban desamortizando, lo que hicieron fue prácticamente sellar los centros de especialidades de Ocaña y de Illescas, y como la gente no puede hacerse pruebas en su casa, las obras del hospital se paran y el Virgen de la Salud es para ponerse enfermo, la gente veía que era mejor Aranjuez». De ahí que se revise el convenio y se apuesta por el nuevo hospital.