La Guardia Civil ha imputado a tres personas delitos de incendio forestal, cometidos entre los días 24 de febrero y el 10 de marzo en El Real de San Vicente. En estos incendios, sin relación entre sí, se han quemado más de 20 hectáreas   de monte bajo y castañar, según informa el Instituto Armado en una nota.

Estos incendios se produjeron los días 24, 5 y 10 «cuando, de forma negligente, tres personas que no están relacionadas entre sí, realizaron la quema de ramas, hojarasca y residuos sin las medidas de seguridad pertinentes», destaca la Benemérita en su comunicado.

En las tres ocasiones la Guardia Civil y los servicios forestales lograron su extinción, si bien se produjo la quema de las 20 hectáreas.

El Equipo del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil en la Comandancia de Toledo fue abriendo una investigación por cada uno de estos sucesos, y comprobó que las personas que habían realizado estas quemas incontroladas tampoco contaban con la preceptiva autorización de la Junta de Comunidades.

Una vez que el Seprona hubo verificado todas las pruebas, procedió a la imputación de estas tres personas por un delito de incendio forestal. Las diligencias han sido puestas a disposición de los Juzgados de Instrucción de Talavera de la Reina.

Precaución ante el viento. Tras conocer estas denuncias, el alcalde de El Real, Lorenzo Martín, ha recordado que las quemas de rastrojos no son en sí peligrosas, pero deben ser efectuadas con «sentido común» y siguiendo las precauciones que tradicionalmente han seguido los vecinos de la zona al usar fuego para eliminar hojarasca y otros restos del castañar. El alcalde recuerda que alguna de las personas que provocaron estos fuegos no se dedican habitualmente a la labor agraria, lo que explica en parte que no pudieran controlar el fuego.

La primera recomendación que hace Martín, tal y como se recogió en un bando municipal emitido tras el primero de estos incendios, es la de que «nunca hay que hacer fuego en días de fuerte viento» para prevenir su extensión descontrolada, y, cuando el aire no tenga fuerza prender la llama en dirección contraria a las corrientes. Otras actuaciones útiles es ir quemando la hojarasca poco a poco, por partes, aislar bien lo que se va a quemar del resto del terreno y tener agua preparada para una extinción, además de tener el correspondiente permiso de la Consejería de Agricultura.