Lo que la calderilla esconde

ana martínez
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Historiadores y arqueólogos analizan un conjunto de monedas localizadas en Ontur y corroboran la importancia que tuvo 'Ilunum' como cruce de caminos en el Imperio Romano

Lo que la calderilla esconde

ana martínez / albacete

Nos encontramos en plena crisis del Imperio Romano, en una anarquía militar. El reinado del emperador Cómodo, el hijo de Marco Aurelio, cerraba el periodo del despotismo ilustrado y daba comienzo una nueva era de matanzas y miserias, cuya característica fue el poder que poseía la guardia pretoriana para decidir a su antojo el destino del Estado.

Mientras en Roma se cocían matanzas y asesinatos, la antigua ciudad de Ilunum, identificada hoy como Tolmo de Minateda, en Hellín, se había convertido en la zona de paso donde se cruzaban algunas de las vías de comunicación más importantes. Una realidad histórica que los científicos no se cansan de documentar con nuevos hallazgos arqueológicos que evidencian la importancia que tuvo Ilunum como núcleo distribuidor de vías hacia la zona de Cartagena, la costa valenciana, Albacete y la antigua Vía Augusta.

«El progreso en el conocimiento histórico depende de la información que suministran cada día miles y miles de particulares en cualquier lugar de España y del mundo». Son palabras de Juan Manuel Abascal Palazón, catedrático de Historia Antigua en la Universidad de Alicante, quien junto a Rubí Sanz y Antonio Alberola Belda, acaba de publicar el trabajo de investigación Hallazgos monetarios y arqueología en Ontur, un libro editado por el Instituto de Estudios Albacetenses que se presentará en breve y que ha sido posible trabajar a partir de la donación de una colección privada de monedas al Museo de Albacete, protector de una de las mejores colecciones numismáticas de España, que comenzó a formar en el siglo XIX de la mano de la Comisión Provincial de Monumentos.

«La donación nos permitió reunir un conjunto de monedas suficientes que al ponerlas sobre un término municipal concreto, nos proporcionaba resultados importantes y nos permitía aportar algunas pistas sobre el funcionamiento histórico de esta zona», explica Juan Manuel Abascal.

Si bien la colección numismática del Museo de Albacete da para una investigación mucho mayor y extensa, los tres autores de este nuevo libro consideraron que la de Ontur, aunque no presente un exagerado número de piezas, reúne una característica muy peculiar: «Representa casi todos los periodos de la monedación romana y, además, las piezas proceden de una ubicación muy concreta como es el término municipal de Ontur».

Historia sobre historia. La colección numismática que en estos momentos se encuentra protegida y conservada en el Museo de Albacete viene de lejos. En 1943, fecha hasta la que funcionó la Comisión Provincial de Monumentos, contaba con 824 piezas, algunas donadas y otras directamente compradas. A partir de la inauguración del Museo de Albacete, allá por 1927, el aumento de sus fondos se convirtió en una tarea prioritaria y así fue como en los años siguientes se compró un lote de 24 piezas califales en poder de E .Bru, el tesoro de monedas romanas de Riópar y un conjunto de 163 monedas prerromanas y romanas que fueron compradas a Zotter por un valor de 2.000 pesetas.

Según consta en el prólogo del libro que acaba de editar el IEA, los registros de monedas correspondientes a la actividad de la mencionada Comisión Provincial de Monumentos ascienden a 824 piezas, de las que 266 son de época romana. «El número no es muy elevado y contrasta con las noticias proporcionadas por el escritor albacetense de finales del siglo XIX, Joaquín Roa, quien relata que la colección de Pascual Serrano en Bonete tenía un total de 826 monedas de época antigua: 36 de época republicana, 586 imperiales y 214 monedas autónomas de España», escriben los tres autores de esta investigación.

Pero parte de este elevado volumen de monedas antiguas también procede de excavaciones arqueológicas y diferentes donaciones, entre las que destacan la colección entregada en 1983 por los herederos de Basilio Ortuño, integrada por 1.110 monedas, y la de Joaquín Sánchez Jiménez, el que fuera el primer director del Museo albacetense, compuesta por 3.066 monedas de procedencia ignorada, de las cuales 1.647 son antiguas. 

Precisamente, una parte de ese monetario está formado por las piezas que hace algo más de 70 años fueron recogidas en Ontur, unas gracias a las campañas de excavaciones iniciadas en esa localidad por Joaquín Sánchez Jiménez, otras debidas a algunas entregas realizadas en la década de los años 40 del siglo pasado.

Salvo noticias esporádicas, ni investigadores ni historiadores supieron algo más sobre los hallazgos monetarios en Ontur, hasta que en 2012 se produjo una donación al Museo de 69 piezas pertenecientes a la colección de Javier Ángel Bleda Portero, que fueron recogidas en diferentes lugares del término municipal y que no se han vinculado a algún paraje concreto ni están asociadas a un determinado resto arqueológico.

Como insiste el profesor Abascal, estudiarlas de forma global les ha permitido obtener una imagen de la circulación monetaria de un periodo de más de seis siglos de la historia de Ontur. «La colección tiene un grado de conservación extraordinario, las monedas están en unas condiciones estupendas y, además, vienen a probar algo que intuimos pero que siempre hay que documentar: que los hallazgos monetarios están íntimamente relacionados con las vías de comunicación que cruzan los territorios», explica este catedrático de Historia Antigua de la Universidad de Alicante.

Subraya que analizando las monedas de Ontur se confirma que en la comunicación del Tolmo de Minateda hacia el norte hubo una serie de puntos fundamentales en dirección a Albacete que registraron un poblamiento muy intenso, como así demostraron también el famoso hallazgo de las muñecas articuladas de Sánchez Jiménez, un descubrimiento que no fue aislado ni casual, sino que puso de manifiesto que «estamos ante una zona con un poblamiento muy intenso, continuado durante mucho tiempo y muy relacionado con esa vía de comunicación».

Cabe recordar que además de la ciudad asentada en El Tolmo de Minateda, seguramente identificable con la antigua Ilunum, cerca de Ontur también se encuentran emplazamientos arqueológicos muy significativos como la necrópolis de la Hoya de Santa Ana al suroeste o el Cerro de los Santos al noreste, mientras más al norte discurre el Camino de Aníbal, la gran vía que comunicaba Gades (Cádiz) con Roma y que sólo menguó en importancia a partir de la época de Augusto, cuando los asaltos a viandantes que tenía lugar en el límite entre las actuales provincias de Ciudad Real y Jaén aconsejaron la apertura del ramal costero desde Saetabis (Játiva) hacia Carthago Nova (Cartagena).

Contextualizando la importancia que tuvo la provincia de Albacete en la Hispania romana, el profesor Abascal recuerda la existencia en este territorio de una serie de yacimientos que son fundamentales, mencionando la necrópolis de Pozo Moro, «que sólo se explica por la ubicación de una vía en sus proximidades», o el Cerro de los Santos en Montealegre del Castillo, «yacimientos sensacionales que en la protohistoria de Albacete tienen una importancia trascendental».

Resalta el papel de los investigadores para tratar de reconstruir la geografía antigua, pues si  no «nunca podremos entender la historia de los paisajes», aunque para colaborar con esta labor científica «la gente se tiene que dar cuenta de que lo ideal es que los hallazgos reposen en las vitrinas de los museos, porque es la única forma de que lleguen al conocimiento científico».