Los exalcaldes abogan por un plan estratégico metropolitano

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De Mesa ansía un Toledo donde «se pueda pasear por las riberas del Tajo» y Sánchez Garrido advierte de que hay cierta responsabilidad local por la falta de mantenimiento de lo arreglado

Los exalcaldes abogan por un plan estratégico metropolitano - Foto: David Pérez

Los (ex) alcaldes de Toledo Juan Ignacio de Mesa, Joaquín Sánchez Garrido y Agustín Conde debatieron ayer sobre ‘¿Qué Toledo queremos?’ en una mesa redonda organizada por la Asociación Cultural Amigos de Fray Luis de León. Sus reflexiones demuestran que tienen más pensamientos en común que divergencias aunque su problema es que una de las ideas compartidas es la poca confianza que les sugiere la clase política dirigente actual en todos los niveles: nacional, regional, local.

Este selecto grupo de ciudadanos realizó la sesión en un escenario muy apropiado, la Demarcación de Toledo del Colegio Oficial de Arquitectos de Castilla-La Mancha con un formato de mesa cuadrada para que todos se vieran las caras y donde los tres invitados empezaron por exponer sus puntos de vista durante quince minutos para dar paso después a las intervenciones de los asistentes y el debate.

Abrió turno Juan Ignacio de Mesa, como alcalde decano, repitiendo algo que lleva años reclamando: un modelo de ciudad. Dice que cada vez que hay elecciones se lo pide a los representantes de los partidos políticos pero a la hora de la verdad ninguno se ha puesto manos a la obra. Por lo tanto, Toledo avanza (si es que lo hace) a golpe de ordeno y mando de corto plazo.

Sobre este punto De Mesa lleva clavado un puñal porque gastó un año de su tiempo en ayudar a redactar el Plan Estratégico 2020 y el documento se ha guardado en un cajón del que solo ha salido para solicitar una subvención a la UE. Su conclusión es que los gobernantes no lo quieren aplicar porque recorta su poder (ya se lo podían haber dicho antes).

Metropolitana. Sin embargo insiste en que es necesario y aboga por aumentar su ámbito de acción a todo el área metropolitana. A este respecto los tres regidores subrayan la importancia que tendría alcanzar la colaboración entre la capital y los pueblos que la rodean ya que, al fin y al cabo, muchos habitantes de esas localidades trabajan, traen a sus hijos al colegio, realizan compras, disfrutan su ocio en Toledo ciudad.

Para Sánchez Garrido es «fundamental» la gestión común de servicios y se lamenta de que en su época nadie le hizo caso cuando lo propuso. Agustín Conde va por el lado económico y se queja de que quienes se benefician de la oferta de la capital no paguen impuestos aquí (De Mesa lo corrobora) pero luego añade que le gusta el tamaño actual de Toledo, lo que da a entender que quiere a esa masa de población fuera de la ciudad (¿contradicción?).

Tajo. Juan Ignacio de Mesa también ansía un Toledo donde «se pueda pasear por las riberas del Tajo» aunque cree que es «un sueño imposible» y denuncia que no haya nadie «en la cárcel» por haber matado el río. Sánchez Garrido añade que también hay cierta responsabilidad local cuando él, durante sus mandatos, recibió y gastó «1.000 millones de pesetas» de la Unión Europea (valor de los años 80) para arreglar las márgenes y luego eso no se ha mantenido.

De Mesa concluye con tres reflexiones más concretas. Primero, no entiende que los rectores de la ciudad consientan chapuzas como el pavimento de losetas que rodea el Alcázar (y al contratista le aplicaría métodos expeditivos). Segundo, quizá como consecuencia de lo anterior, se admira de la falta de transparencia con la que se desenvuelven las administraciones y aboga por realizar auditorias (externas). Por último, le indigna que un vecino (particular o empresa) del Casco no tenga a su disposición fibra óptica o gas salvo que se gaste un dineral.