Iglesias 'observa' el fondo del río desde la Torre del Agua

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La escultora, artífice de un proyecto orquestado en «una nueva ruta que recoge las capas de la historia y la memoria», ofrece «una experiencia» sustentada en el juego entre el agua y la luz

Iglesias ‘observa’ el fondo del río desde la Torre del Agua - Foto: Víctor Ballesteros

Un vaso de acero inoxidable patinado que «recuerda el fondo del río». Cristina Iglesias desgranó algunas de las claves de su actuación -la primera de un proyecto integral- en la Torre del Agua situada en Fábrica de Armas. Esta obra nació como un conjunto disgregado en piezas relacionadas entre sí «con el agua como transmisor» e instaladas en puntos concretos de la ciudad.

Por tanto, esta «nueva ruta» escultórica, abierta en esta suerte de «observatorio» fluvial, comienza a ser palpable en el edificio contenedor de «la experiencia de subir a la parte alta y contemplar el río y la ciudad» mientras se propicia, casi a la vez, «la experiencia» concretada en el juego del agua, la luz y el sonido sugerido desde la entrada baja.

La escultora, que ya ha instalado su personal ‘fuente’ vegetal en el interior de la Torre, señaló que el agua destinada a correr por su enredada orografía «tendrá un movimiento/secuencia de subida y de bajada» al que acompañará el ritmo propio del agua allí depositada. Esta «experiencia creada en la propia pieza» se verá reafirmada, apreció Cristina Iglesias, «en el camino a realizar por el río hasta llegar a la Plaza del Ayuntamiento», lugar en el que abordará su segunda intervención.

Para cerrar la «ruta», recordar que el tercer punto elegido será en el convento de Santa Clara ya que, a juzgar por las palabras de la creadora que marcó sólo tres hitos, parece haber desaparecido de su plan la propuesta pensada para el Baño de la Cava. Y es que esta ubicación era visionado por la escultora como un punto en el que «sugerir el camino para ascender desde las aguas hasta la zona superior del Casco».

Sea como fuere, y puesto que la Torre del Agua se propone como mirador natural de la ciudad y su paisaje, la parte superior de la construcción quedará convertida, aseguró, en un observatorio desde el que contemplar tanto el entorno del río como el perfil de la ciudad. Se trata de la instalación de un bajorrelieve, destinado a evocar el lecho del río, que podrá ser observado desde los descansillos pensados para facilitar el descanso. Para posibilitar la contemplación de «la fluctuación del agua» matizada, en torno a ese juego de luces, con la iluminación proveniente de las ventanas cubiertas por láminas de alabastro. Un elemento muy habitual en sus procesos que, hay que decir, ya está situado en la puerta y en la ventana del edificio. Falta, en este proceso, la resolución de la cubierta.

Sobre la secuencia de ritmos mencionados por la autora del proyecto, es habitual en su trabajo que ese ciclo -a modo de movimiento de mareas- se articule en torno a ‘El agua en calma’ (espejo); ‘El agua en movimiento’ (desaparece); ‘El estanque sin agua’ (fondo); y ‘El agua en movimiento’ (llenar el estanque: quietud). Así lo deja escrito en el catálogo ‘Metonimia’ publicado con motivo de la exposición que, sobre su trabajo y hasta el 13 de mayo, pudo contemplarse en el madrileño Museo Reina Sofía.

Los Políticos y sus huellas. En cuanto a  las palabras políticas dedicadas al trabajo iniciado por Iglesias, del que no se indicó fecha de finalización, quiso Emiliano García-Page calificar este apoyo como «la obligación» de incorporar «lo mejor de la cultura actual al patrimonio» afrontando «el futuro con la misma mirada que ha tenido en el pasado».  

En esta línea, y valorando esta actuación porque supone «un salto adelante para la ciudad», el alcalde fue firme al asegurar que «nuestra generación debe dejar huella del ámbito artístico que nos ha tocado vivir» contribuyendo esta aportación «a este cometido dada la calidad del trabajo de Cristina Iglesias y su reconocimiento artístico internacional».