La autovía de nunca jamás

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Se van a cumplir 13 años del momento en que se empezó a hablar del proyecto de unir por doble calzada Toledo y Ciudad Real. La fecha de inauguración prevista era 2009, pero ni siquiera se ha iniciado

J.A.J | Toledo

Hay cuestiones que requieren de un gran esfuerzo de fe para creer de ellas, como los Reyes Magos, Papa Noel, o la autovía Toledo-Ciudad Real. Y es que esta autovía ya cumple algunos de los criterios del cuento infantil, como ser una historia que empezó hace muchos, muchos años, aunque le faltan otros como el final feliz. Valdría con un comienzo, el de las obras, que nunca ha llegado pese a las promesas de políticos de distinto signo que han quedado como el pastorcillo que anunciaba  la llegada de un lobo que nunca aparecía. Que curioso, como el inicio real de esta autovía.

Y es  que la historia de la  infraestructura nonata arrancaba en un lejano 2003, cuando el entonces ministro de Fomento Francisco Álvarez Cascos (PP) adjudicaba a empresas privadas una red de autopistas en torno a Madrid que hoy se encuentran quebradas, como símbolo de a dónde hemos ido a parar por los excesos del pasado. Entre esas vías de peaje se encuentra la AP-41. Sí, es la Madrid-Toledo, pero si usted hace memoria se acordará que esta autopista debía haber alcanzado Montoro (Córdoba), para funcionar como trayecto alternativo a la Autovía de Andalucía A-4. El que la vía fuera de pago no parecía un problema en aquellos buenos tiempos. El trazado promovido por el Gobierno de aquella época incluía a Ciudad Real para conectarla así a Toledo con doble calzada. Estaba prevista su finalización en 2009.

La Madrid-Toledo se inauguraba en 2005, pero no fue más allá de la Ciudad Imperial. En mayo de 2007, la ministra de Medio Ambiente Cristina Narbona (PSOE) negaba la declaración de impacto  ambiental al recorrido hasta Córdoba porque invadía dos zonas naturales protegidas por la legislación medioambiental de la Unión Europea. Una de ellas es la Zona de Especial Protección  de Aves (ZEPA) de Los Montes de Toledo, unas 200.000 hectáreas entre Consuegra y San Pablo de los Montes. Esta área queda restringida a intervenciones humanas de calado como una autopista para asegurar un hábitat a especies como el lince o el águila imperial. El Gobierno central de entonces optaba por retirar el proyecto ante la perspectiva de que la propia UE podía echarlo abajo.

Tras esto, el entonces subdelegado de Gobierno de Toledo, Francisco Javier Corrochano anunciaba en 2007 que el inicio de las obras de la autovía se demoraría «dos o tres años». Parecía entonces un jarro de agua fría, pero el subdelegado se paso

El rechazo del Ministerio de Medio Ambiente supuso el fin de la autopista, pero no de las ilusiones de unir a Toledo y Ciudad Real por doble calzada. Y fue la Junta presidida por el socialista José María Barreda la que retomó el proyecto como autovía de libre acceso, aprovechando la ya construida Autovía de los Viñedos. Es  oportuno señalar que esta última vía, pese a su nombre, es una autopista de peaje en sombra, en la que su concesionario cobra de la Junta por el número de usuarios que registra.

En 2010, el entonces consejero de Ordenación del Territorio, José Antonio Pingarrón, presentaba el trazado definitivo de esta autovía, consagrado por una Declaración de Impacto Ambiental concedida por la Consejería de Medio Ambiente, como una «solución perfecta». Se basaba en una vía de doble calzada de 64 kilómetros de nueva construcción entre Consuegra y Ciudad Real, con un coste estimado en 216 millones de euros. Se intentó aminorar su impacto medioambiental con 92 pasos subterráneos para animales, uno cada 600 metros.

Pero la solución ‘Juan Palomo’ de aquel Gobierno regional que se autorizó a sí mismo a actuar dentro de la ZEPA de Los Montes se estrelló de nuevo con ella, y al máximo nivel.  En octubre de 2011, la siguiente presidenta de la Junta, la ‘popular’ María Dolores Cospedal, reconocía que este trazado debía ser desechado por las  objeciones que habían hecho llegar autoridades de la UE. Estas objeciones respondieron a la queja formal de varias organizaciones ecologistas, que acusaron al ejecutivo Barreda de hacer una valoración del impacto ambiental  de la autovía que no era acorde con el daño real en la ZEPA.

A la expectativa de Europa. Con dos portazos frente a la legislación medioambiental europea, resulta lógico que la consejera de Fomento de Cospedal, Marta García de la Calzada, al menos anunciara gestiones ante las autoridades comunitarias para evitar un tercero. A partir de ahí, ya eran la Junta y el Estado, en manos de un mismo partido, los que sumaban fuerzas para un tercer proyecto. Consistía en que la Junta asumiera la construcción de un tramo de 22 kilómetros , que unirá la Autovía de los Viñedos (P.K. 53) a la altura de Consuegra con la N-401, cerca de  la ciudadrealeña Fuente el Fresno. El Gobierno regional se quedaba así con la ‘patata caliente’ de la ZEPA.Fomento se hacía cargo del resto del recorrido hasta Ciudad Real duplicando la N-401, unos 45 kilómetros, con un coste de 133 millones de euros.

La entonces alcaldesa de Ciudad Real, Rosa Romero, afirmaba  en marzo de 2014 que las obras de la autovía arrancarían «en el entorno de la primavera de 2015». Hoy podemos decir que es otra previsión fallida.

El proyecto de autovía conjunta se mantiene hoy, pero cada administración está gobernada por un partido diferente y eso puede augurar disonancias. La actual consejera de Fomento socialista, Elena de la Cruz, condicionaba en septiembre la continuidad a que  el trayecto responsabilidad del Estado obtuviera una Declaración de Impacto Ambiental favorable.

Por vía estatal, la ministra de Fomento Ana Pastor hacia llegar a la Plataforma ‘Autovía Toledo-Ciudad Real, ya’ la información de que en el primer semestre de este año se iniciarán las obras de la variante de Fuente El Fresno. El alcalde de Fernán Caballero, el ‘popular’ Manuel Hordanza, anunciaba que «no será una variante al uso, sino que estará preparada para dar cobertura a la futura autovía».

Esta crónica de las desventuras de una autovía no nacida acaba con una noticia esperanzadora. Pero, a la vista de los antecedentes, ¿ustedes se la creen?