La infertilidad afecta al 10% de la población en edad reproductiva

E.Martín/Toledo
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Los profesionales en reproducción asistida aseguran que cada vez son más los pacientes que acuden a las clínicas puesto que las mujeres deciden ser madres cada vez más tarde

La ginecóloga Marta Sánchez Dehesa trabaja en el Instituto Médico Integral (IMI). - Foto: David Pérez

Un diez por ciento de la población  en edad reproductiva tiene problemas de fertilidad, como asegura la ginecóloga  de 'IMI', Unidad de Reproducción’, Marta Sánchez  Dehesa, quien indica que el principal motivo del aumento de casos es que las mujeres cada vez quieren ser madres más tarde.   Hasta las clínicas de reproducción asistida llegan parejas que llevan un tiempo sin lograr el embarazo aunque está aumentando el número de mujeres que quieren ser madres solteras y también de parejas homosexuales.

Aproximadamente el treinta por ciento de los casos se deben a problemas en el hombre, otro treinta por ciento a problemas en la mujer y el resto a factores múltiples en los que se ven involucrados los dos miembros de la pareja.

Al no lograrlo acuden a la consulta, en donde los profesionales estudian dónde está el problema y en función de los resultados se opta por un tratamiento u otro. Entre los más importantes se encuentra la inseminación artificial para aproximar los gametos con la colocación en el útero de los espermatozoides seleccionados previamente de una muestra. La técnica que más se utiliza es la fecundación ‘in vitro’, un método de laboratorio que permite fecundar un óvulo con un espermatozoide fuera del útero y que normalmente se da cuando la mujer es mayor de 38 años. Otra de las técnicas a las que alude la doctora es la donación de óvulos, en este caso para féminas que han superado los 42 años o quienes tengan menopausia precoz.

Tal y como explica la ginecólogo, actualmente las técnicas de reproducción asistida dan un resultado positivo en la mayoría de los casos.  Sin embargo, uno de los tratamientos que más se están aplicando en los últimos años es la preservación de la fertilidad con la que se congelan los óvulos para que la mujer pueda ser madre en el momento que quiera. Aunque la técnica no es nueva, se está empezando a practicar más entre las mujeres que quieran dejar la maternidad para más adelante «por ejemplo porque quieren primero  crear una empresa». Sánchez-Dehesa recuerda que mientras el óvulo envejece, «las posibilidades de ser madre van siendo más complicadas».  

Además,  este procedimiento es muy útil cuando a una mujer en edad reproductiva se le diagnostica cáncer puesto que «muchos de los tratamientos» para luchar contra esta enfermedad producen esterilidad, por lo que con la preservación de la fertilidad se puede tener descendencia. En este sentido, los profesionales insisten en el trabajo de concienciar a la población  de lo importante que resulta tener hijos a una edad más temprana.  

En Toledo la edad media a la que las mujeres son madres es de 37 años. «Tener un hijo con 22 años no es viable, pero sí que se puede adelantar la maternidad, ya que no estamos estudiando hasta los  37 años». Para evitar problemas de fertilidad, esta profesional recomienda no fumar, tener una buena alimentación y la práctica de ejercicio físico.  

Según Sánchez-Dehesa, «está demostrado» que no hay diferencias con el bebé concebido de forma natural aunque la reproducción asistida sí se relaciona con una mayor tasa de aborto y con más posibilidades de tener gemelos».

 

testimonio. María es una de las mujeres que acudió a la clínica de reproducción asistida cuando la pareja descubrió su esterilidad. «El camino sabíamos que iba a ser duro, pero en mi lucha por formar una familia tuve que someterme a dos ciclos de fecundación in vitro».  Tras varias semanas medicándose y buscando el momento adecuado para iniciar el proceso del primer ciclo e incluso habiendo tenido que suspender el tratamiento en varias ocasiones, solo obtuvieron un embrión. Vacío y tristeza que son recuerdos puesto que hoy por hoy «tenemos una preciosa familia formada por dos niños estupendos que llenan nuestras vidas de juguetes y pintadas en la pared, por no hablar de las noches sin dormir». Pronto llegará el benjamín, que «nos colmará de más llantos que sin duda serán el colmo de nuestra felicidad».