Se marcha el capitán

J. M. Loeches
-

De Lerma deja el CD Toledo tras cuatro temporadas en las que ha disputado 139 encuentros oficiales

Nadie puede reprocharle a Carlos de Lerma haber defendido con orgullo y profesionalidad la camiseta del CD Toledo. Han sido 4 temporadas. 139 partidos. Pero también mucho compromiso dentro y fuera del campo. Lo primero lo ha visto todo el mundo. Lo segundo todos los compañeros con los que ha coincidido desde que en el verano de 2014 el exdirector deportivo Txema Indias se decidió a traerlo. Además de ser una brújula en el mediocampo, el madrileño ha sabido plasmar con trabajo y palabras lo que supone llevar el brazalete. 

Y es que De Lerma ha sido un fijo en los onces de los tres entrenadores que le han dirigido. Josip Visnjic no dudó en otorgarle un gran peso en la medular. Creyó en él como pivote y le colocó varias veces al lado de Barranco para que le complementara. A pesar de las críticas que ha recibido de parte de la afición verde, los técnicos rivales siempre le destacaron porque en el fondo les hubiera gustado con tenerle en su equipo al enfrentarse en ese momento al CD Toledo.

Onésimo le concedió todavía una mayor importancia y sólo un par de lesiones y  las dichosas tarjetas le privaron de jugarlo prácticamente todo. Sin ser un llegador y, por tanto, un goleador, en la retina de los seguidores toledanos quedará aquel zambombazo en el Municipal de La Roda que abrió la cuarta victoria consecutiva para el equipo capitalino. Es uno de los tres tantos que ha marcado como jugador verde. El curso anterior había colaborado en el 3-1 al Amorebieta en el Salto del Caballo y el tercero lo marcó tres jornadas después en Gobela con una falta directa que se coló sin que llegara a tocarla nadie, aunque el Toledo acabó cayendo por 2-1 ante el Arenas.

Fue titular en los cuatro encuentros de ‘play off’ y decidió continuar una temporada más porque sabía que si podía estar cerca de jugar de nuevo en Segunda División era con el CD Toledo. En otra campaña 2016/17 con viento a favor, siempre supo manejar las declaraciones hasta cuando le tocó visitar al Albacete. Y es que, no ha habido jugador en la última etapa en Segunda B que haya hablado con tanta claridad, para bien y para mal.

Por eso, ha sido uno de los peor lo ha pasado en los últimos meses, viendo cómo el equipo se iba al pozo sin remedio. Fue el primero en salir a dar explicaciones y a cargar contra las iras de la afición. Es de esas imágenes que demuestran que se marcha el capitán.