Las cámaras y el examen forense fundamentan la acusación

J.M.
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La Guardia Civil sitúa a Luis Carlos en el bloque donde ocurrieron los hechos a la hora aproximada del asesinato. También apareció una colilla suya bajo el cadáver

Luis Carlos se bajó del furgón de la Guardia Civil, saludó educadamente a los fotógrafos y entró en la Audiencia Provincial. Dentro, se sentó ante el Tribunal del Jurado y vio desfilar durante cinco horas a agentes de la Policía Local de Seseña, de la Guardia Civil y a médicos forenses. En esta segunda sesión del juicio por el asesinato de J. D. L. M., su pareja sentimental hasta ese 27 de enero de 2017, este colombiano de 51 años escuchó unas pruebas testificales y periciales relevantes en su contra. Principalmente, los investigadores se basan en las cámaras de vigilancia del bloque donde ocurrieron los hechos y en la hora de la muerte. El acusado aparece dentro del inmueble de la calle Sorolla en la urbanización de El Quiñón de Seseña en la data aproximada del asesinato.

Unos robos previos a aquel 27 de enero motivaron que los vecinos decidieran instalar un circuito cerrado de vigilancia en el inmueble. Fue poco antes del asesinato y ha apoyado decisivamente a la orientación de las investigaciones de la Guardia Civil. El jefe de las pesquisas indicó que identificaron a todas las personas que entraron o salieron del edificio en el tramo horario del asesinato, y todos eran o vecinos o familiares de ellos. Mientras, las grabaciones muestran a la asesinada junto a Luis Carlos B. G. a las 18,16 horas con unas bolsas de la compra en la planta del aparcamiento, apenas cinco horas antes de la data aproximada de la muerte. Después, salió el procesado a las 19,04 horas, y regresó a las 23,42 horas. Y ahí está la clave: vuelve a salir a las 23,58 horas. Esos 16 minutos transcurren en el tramo de dos horas aportado por los forenses sobre la data de la muerte.

Los agentes de la Policía Judicial de la Guardia Civil comprobaron que, como máximo, Luis Carlos hubiera tardado dos minutos y 36 segundos en la acción de subir y bajar del ascensor, teniendo como referencia la segunda planta subterránea del inmueble -donde se encuentra la plaza del garaje- y el tercer piso -donde vivía desde el 2 de enero con su pareja-.

Entre los datos aportados por la Guardia Civil del suceso, destacan los 99 mensajes que envió el acusado a la víctima entre las 23,45 y las 00,17 horas. El hombre sostiene que la mujer no le abrió la puerta y no pudo entrar en la vivienda.

Las pruebas periciales incluyeron el análisis de los forenses. «Fue una acción de gran violencia y en un escaso lapso temporal», concretó el experto ante el Jurado y señaló que pudo suceder en apenas dos, tres o cuatro minutos. La mujer recibió presumiblemente golpes en la cara contra una pared, fue estrangulada con un cinturón y recibió un golpe seco que le rompió el cuello cuando le quedaban unos segundos de vida. Los agentes de la Guardia Civil no apreciaron el día de los hechos ninguna señal de lucha en el cuerpo de Luis Carlos.

El informe médico calcula que el asesinato debió de ocurrir hacia las 23 horas del 27 de enero, con un margen de una hora antes y una después. Por lo tanto, coincide con la presencia de Luis Carlos en el inmueble de la calle Sorolla.

La intervención de los forenses incluyó la afirmación de que la colilla -con la forma original de un cigarrillo, sin aplastar- encontrada bajo el cadáver contiene ADN de Luis Carlos. «Prácticamente al cien por cien es del acusado», comentó el experto.