Comienza la inspección de la torre de la Catedral

C.M.
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El canónigo obrero contempló, junto al arquitecto y al restaurador del templo, la tarea destinada «documentar posibles lesiones y patologías» en la zona afectada por el desprendimiento de parte de la cornisa

El Cabildo de la Catedral de Toledo anunció -mediante nota de prensa el pasado sábado- que tras el desprendimiento de un piedra de grandes dimensiones de la torre del templo realizaría una inspección directa de las fachadas de este edificio para documentar «posibles lesiones y procesos patológicos existentes» en la misma, labor imprescindible para «adoptar medidas preventivas enfocadas a garantizar la estabilidad de los elementos susceptibles de desprendimiento».

Pues bien, dando cumplimiento a su previsión, en la mañana de ayer se citó en el lugar Javier Hernández de Pinto, Canónigo Capellán Mozárabe y Obrero Mayor, acompañado por Jaime Castañón, arquitecto conservador del templo, y Antonio Sánchez-Barriga, conservador-restaurador de la Catedral. Los presentes, junto a los responsables de la empresa encargada de los trabajos de análisis y valoración -Geocisa-, observaron la labor que, destinada a la inspección de las fachadas posiblemente afectadas, se inició a través de un sistema de descuelgue vertical.

Sin poder aportar más datos sobre la actuación porque del análisis inicial de la zona resultarán las medidas futuras a tomar, Hernández de Pinto -que «sí» estuvo ‘el día de autos’ según corrigió visiblemente molesto a quien firma- prefirió no ofrecer más detalles del trabajo emprendido aludiendo a la información ya enviada y recogida por este periódico.

En la misma se daba cuenta de que «los trabajos se llevarán a cabo en condiciones de máxima seguridad con personal de formación especializada en trabajos verticales dotados del equipo específico». Además, y puesto que la duración de la intervención «dependerá del resultado de la inspección y de las necesidades de la actuación», concluía la nota señalando que las intervenciones estarán bajo la supervisión del arquitecto-conservador de la Catedral y sometidas al control arqueológico pertinente.

La caída de parte de una de las cornisas ubicadas en la torre -que alberga la famosa Campana Gorda- se produjo en torno a las siete y media de la mañana del domingo (14 de octubre) y, afortunadamente, no causó ningún daño personal. Como procede en este tipo de sucesos, los bomberos fueron los encargados de sanear y consolidar la zona para evitar riesgos de más desprendimientos.

En el mismo lugar, y tras dos horas de intervención, el sargento de Bomberos de Toledo apuntó que el equipo desplazado comprobó que «existían algunas partes de la torre sueltas y con potencial riesgo de desprendimiento». Por ello, informó Antonio Peinado, se «saneó la parte en la que se había desprendido la piedra y se consolidaron las zonas que estaban sueltas». De hecho, se tuvo que retirar «una columna que estaba estructurada en tramos y un poco suelta» que se depositó en una de las ‘terrazas’ de la torre para su posterior reintegración.

Percances anteriores. La prudencia informativa de los responsables del Cabildo sobre las últimas actuaciones desarrolladas en la fachada de la Catedral insta a echar la vista atrás en una suerte de repaso de las intervenciones efectuadas en el entorno de la zona donde se produjo la caída. No en vano, entre las obligaciones de los propietarios de inmuebles declarados Bien de Interés Cultural, está la relativa a conservar, mantener y custodiar. Siguiendo esta encomienda, desde el Cabildo Primado y ante la explícita señal de alarma generada por el desprendimiento, se está ahora iniciando la tarea.

Sobre las intervenciones realizadas en los últimos años, casualmente fue en 2010 cuando se produjeron dos hechos destacables en torno a la puesta al día de los elementos externos de la Catedral, eso sí, por razones bien diversas.

Porque mientras que el espectáculo pirotécnico celebrado con motivo de las Fiestas de Agosto de 2010 causó la decapitación de uno de los ángeles de piedra que decoran las arquivoltas de la Puerta de los Reyes, en septiembre de ese mismo año el Gobierno regional anunció la restauración y adecuación de los accesos a la Campana Gorda de la Catedral, proyecto financiado íntegramente por la Junta con más de 600.000 euros.

El primero de los percances fue asumido por el Ayuntamiento -dirigido entonces por Emiliano García-Page- al mostrarse «dispuesto a reparar los daños» producidos «sin intención». Y aunque según comunicó la alcaldía en ese momento, «la cabeza del ángel también podría haberse desprendido por una tormenta», fue el Consorcio quien recolocó la cabeza del ángel en una intervención que fue aprovechada para la retirada de otras dos figuras de las arquivoltas para su reparación. Y es que, al igual que la caída, presentaban graves riesgos de desprendimiento motivados por la humedad. Como consecuencia de este análisis, la institución -bajo la dirección técnica del Instituto de Patrimonio Cultural de España- realizó una campaña de control del estado de conservación completa de la Portada del Perdón.