Una típica historia de pareja

J. L. M. / Talavera
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Blanca Oteyza y Mariano Rochman representan 'Pieza inconclusa para sofá y dos cuerpos' en un Teatro Palenque con muy pocos espectadores

Las relaciones de pareja no son nada fáciles, ya que no solo se basan en el amor, la pasión o los buenos sentimientos, sino también en otros muchos factores que a la vez son complejos de conjugar como son la confianza, el respeto, la rutina del día a día, la pérdida de espacio personal y la creación de espacios comunes, los amigos o los celos. Por este motivo, las relaciones sentimentales dan mucho juego en el terreno televisivo, cinematográfico y teatral, ya que los giros y los vaivenes de las historias de amor son, a fin de cuentas, un reflejo de la realidad que viven muchas personas y, por tanto, un relato que quieren seguir y ver aquellos que se encuentran en una situación similar.

En este terreno dramático es en el que se enmarca la obra ‘Pieza inconclusa para sofá y dos cuerpos’, que el sábado por la noche pudo verse en el Teatro Palenque de Talavera. El argumento de esta historia, escrita y dirigida por Mariano Rochman, que además la protagoniza junto a Blanca Oteyza, es el prototípico de cualquier historia de amor que comienza con un gran entusiasmo y que poco a poco va perdiendo fuelle a medida que la pasión inicial decae y el tedio se vuelve predominante. De hecho, en este caso todo termina de la peor manera posible, debido a que los enamorados terminan abocados a la separación por no poder superar el complejo puzzle que supone la vida en pareja.

El relato cuenta con una escenografía sobria pero muy dinámica, ya que a través de un amplio sofá y un acertado juego de luces se van sucediendo diversas escenas centradas en diversos momentos de la relación amorosa de Bea y Diego, los protagonistas de la historia. Así, la cosa arranca con Diego dirigiéndose al público para tratar de explicar los motivos de la ruptura final, pasando luego a presentar el momento en el que conoce a Bea en un tren. Una vez concretado el flechazo entre uno y otro llega el momento de la pasión y el querer estar siempre juntos. Superada esta fase, llega el siempre complicado de dar un paso hacia adelante para probar la vida en común, una vida en común que al principio es un remanso de paz y una sucesión de juegos, pero que luego se convierte en una lucha casi constante por la pérdida de espacios personales que pasan a convertirse de buenas a primera en espacios comunes.

A raíz de este cambio surgen las primeras fricciones, aunque el amor sigue predominando y se sobrellevan bien. Pero a los pequeños conflictos del día a día se van añadiendo otros inconvenientes algo más complejos, como son el aburrimiento, la rutina, los celos (incluso el peligro del engaño) y, sobre todo, la falta de diálogo.

Es precisamente la falta de comunicación el motivo principal de la ruptura final de Bea y de Diego que, aunque reconocen cada uno por su lado que se siguen queriendo, no son capaces de abrirse el uno al otro para sincerarse y para volver a intentarlo.

Muy poco público. El desarrollo de la representación tuvo lugar en un ambiente bastante frío, debido a que el Teatro Palenque registró una entrada muy pobre, con poco más de un centenar de espectadores. A pesar de todo, los actores trataron de dar lo mejor de sí sobre las tablas.