El temple de Eugenio de Mora y el gusto de Álvaro Lorenzo triunfan en Mora

Dominguín
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Los espadas toledanos se repartieron nueve orejas, en un mano a mano en la plaza de toros de Mora con motivo de la Fiesta del Olivo. Los astados de Guadalmena fueron bravos y nobles, facilitando el éxito y la salida a hombros de los espadas

Al son de los acordes de 'El Olivarito', salían a hombros de la plaza de toros de Mora los dos protagonistas aclamados por el público asistente a la corrida de toros que se celebró en la Fiesta del Olivo de Mora. Gran expectación había levantado este histórico mano a mano entre Eugenio de Mora y Álvaro Lorenzo, que se veían las caras en un ruedo por primera vez como matadores de toros. El día amaneció desagradable, ventoso, con chaparrones intermitentes y descenso de la temperatura, lo que mermó la asistencia de mayor cantidad de público al coso. No obstante cerca de la mitad de su aforo se vio cubierto por paisanos y aficionados de la comarca y de la provincia que no querían dejar de ver en vivo este importante festejo.Encierro lidiado de Guadalmena, presentado de manera acorde a la categoría de la plaza que fueron bravos y nobles en líneas generales, destacando los lidiados en tercer y quinto lugar. Rompió el paseíllo de los toledanos entre aplausos de los asistentes, que cesaron cuando al llegar al presidente se guardó un respetuoso minuto de silencio por Manuel Villamuelas propietario del coso recientemente fallecido.Eugenio de Mora sorteó el mejor lote del festejo, tres toros de buena condición a los que el moracho les recetó tres lidias de importancia y empaque. Ante el que abrió plaza el matador local realizó una faena de poder, comenzando el trasteo por bajo atemperando al astado y haciendo que sus embestidas fueran más propicias para el triunfo. Gusto en los inicios con pases enroscándose al de Guadalmena a la cintura para comenzar de manera inmediata con el toreo fundamental. Trazos largos y arrastrando la muleta por la arena con la diestra que hacían que el burel la siguiese cual imán al hierro, rematando las largas tandas con pases de pecho marca de la casa. Luego con la zurda logró muletazos relajados olvidándose de su cuerpo y fundiendo su figura en una sola con el toro. Tras pasaportar al animal al tercer intento se le concedió una oreja a petición del respetable. El tercero del festejo fue un animal con mucha clase, transmisión y cuajo que nos dejó ver la extensa tauromaquia que tiene el moracho en sus muletas. Recibo por verónicas y remate con media entre la embestida del astado y la polvareda que se levantaba continuamente en los recibos de los animales. Importante fue el trasteo con la pañosa, temple a raudales conjugado con poder le hicieron torear al toro de maravilla por ambos pitones. Los muletazos eran largos, hondos, encajados y jaleados por los aficionados que reconocían después de cada tanda la buena labor muletera del moracho. Le dio tiempo al animal para que se repusiera y fueran sus embestidas a más. La pena otra vez la espada, pues lo que era una faena de máximos trofeos se quedó en un solo apéndice. El otro protagonista del festejo fue Álvaro Lorenzo, que hizo el paseíllo con el terno gris plomo y plata estrenado en su encerrona como novillero en Toledo. Con suavidad como le caracteriza recibió de capa a su primero, sintiéndose y con gusto hasta llevar al toro al del castoreño. En el trasteo fundamental empezó por bajo y sometiendo al burel por ambos pitones hasta que remató con un muletazo con la zurda rodilla en tierra templado y ciñéndose al animal a su figura al ralentí. Incorporado con la diestra supo conducir el testuz pegado a su engaño hasta donde le alcanzaban las muletas, que al girarlas quedaba el trapo rojo puesto una vez y otra para que con bravura la siguiese el de Guadalmena hasta la eternidad. Pero el mejor recital a su primer enemigo fue al natural, donde arrastró la pañosa por la arena con largura y plasticidad. Estocada entera y dos orejas que paseó entre los incondicionales que asistieron a verle a Mora entre los que se encontraba Victoria-Federica de Marichalar Borbón, sobrina del rey Felipe VI.