«No me siento ni señor de Guadalupe ni obispo feudal»

J. Guayerbas
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El arzobispo de Toledo y Primado de España en su despacho desde el que gobierna la Diócesis. - Foto: Yolanda Lancha

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Hace unos días el nuncio apostólico del Papa Francisco en España, monseñor Renzo Fratini, puntualizaba a los obispos extremeños que la adscripción diocesana de Guadalupe a Toledo no es cuestión de enfrentamiento. ¿Conoce el sentir de los extremeños al respecto?

El tema hay que enfocarlo bien. No debe hablarse de reivindicación porque en primer lugar cuando reivindicamos lo hacemos por una situación antigua que ahora queremos que vuelva, pero eso nunca fue así con Guadalupe ni con los municipios extremeños que atendemos pastoralmente. Desde que en esa zona de España, después de la Reconquista, se crearon las parroquias siempre fueron de la Diócesis de Toledo, por tanto, el problema hay que presentarle de otra manera, y es desde la cuestión pastoral.

La Asamblea de Extremadura se posicionaba y apoyaba el manifiesto redactado por el movimiento cívico ‘Guadalupex’. Política e Iglesia, ¿qué le parece?

Me explico. El problema no hay que centrarlo en una reivindicación que aparece en la Asamblea de Extremadura donde los políticos se meten donde no les llaman, y eso ya lo sabe el anterior presidente como el actual, que yo eso no lo acepto. Podemos hablar, pero eso no les compete a ellos, les compete a otras instituciones. Los políticos no son mis interlocutores, si la Santa Sede me dice mañana que dejemos esos municipios no hay ningún problema, pero hay que pensar fundamentalmente en aquellos a los que nunca les han preguntado: los habitantes de estos pueblos.

Y desde la cuestión pastoral, ¿cómo se atienden a esos más de 30 municipios extremeños con sus habitantes?

Si desde el punto de vista pastoral fuese necesario que las diócesis no de Extremadura, que ese es el error, que yo soy obispo toledano y extremeño, las dos cosas, sino de las diócesis de la provincia eclesiástica de Mérida-Badajoz viéramos que son importantes pastoralmente para la atención de esos cristianos, no habría ninguna dificultad en tomar una decisión. Si llega el momento los curas toledanos  tendrían libertad para quedarse allí o venirse. Yo creo que si se pone la cuestión en una razón únicamente política o sociológica se llegan a decir disparates. Yo no me siento ni señor de Guadalupe, ni arzobispo feudal como algunos me han llamado a mí y a mis antecesores.