Seis mil años, pieza a pieza

C.S. Jara
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El recorrido cronológico de la exposición 'aTempora' arranca en la iglesia de Santa Catalina, que puede considerarse como la sede principal de una exposición que se extiende por la Talavera histórica

Recorrer la historia de la cerámica, a través del mapa de la ciudad histórica. Esa es la doble propuesta que ofrece la exposición ‘aTempora’, claramente enfocada a los potenciales visitantes de una muestra que se considera única. El recorrido cronológico arranca en la iglesia de Santa Catalina, que bien se puede considerar como el espacio expositivo principal, por las llamativas dimensiones y la espectacularidad del contenedor y por la amplitud del contenido que exhibe. Recientemente rehabilitada por la Fundación Aguirre, con este montaje la iglesia pasa con buena nota la prueba como espacio expositivo y añade un atractivo para muchos visitantes que puedan no haber tenido aún la oportunidad de recorrer un edificio histórico que durante décadas había permanecido cerrado a cal y canto.

La nave del templo se ha distribuido mediante el montaje de paneles que ocupan todo el espacio, a excepción de la zona del altar. Los seis mil años de cronología arrancan y evolucionan en Santa Catalina, por la que se distribuyen cuatro de los siete periodos en los que se divide la exposición. Prehistoria; cerámica ibérica, romana y visigoda; la Edad Media islámica y cristiana; y la etapa de esplendor, son las etapas que se pueden analizar en el templo, situado en pleno corazón del Casco Antiguo, junto al río Tajo, sin duda, una de las zonas más apreciadas y singulares de la ciudad histórica.

El visitante tendrá que iniciar allí el recorrido y tendrá oportunidad de escrutar todos los rincones de la iglesia, incluida la sacristía en la que se han colocado cuatro tinajas de gran formato. Entre las piezas más llamativas se encuentran zócalos y murales, que por su tamaño no pueden dejar de llamar la atención, pero también un amplio y variado repertorio de las series más significativas de la época dorada de la cerámica talaverana, en los siglos XVIy XVII, que probablemente resulten muy familiares y reconocibles para los espectadores. 

El Museo Ruiz de Luna, en la plaza de San Agustín, ofrece el tiempo del renacer de la cerámica, a partir del Alfar de Ruiz de Luna. En este caso, las piezas se exhiben en la parte de la iglesia del antiguo complejo de los agustinos, aunque resulta imprescindible la visita completa al museo, que alberga ejemplos de gran singularidad correspondientes a esta época, como el espectacular retablo de Santiago. En la sala de exposiciones temporales, situada en la parte superior del Ruiz de Luna, se pueden conocer las propuestas de alumnos y profesores de la Escuela de Arte de Talavera, en lo que se puede considerar un avance de lo que está por llegar en el arte cerámico.

La parte contemporánea, correspondiente a la segunda mitad del siglo XX en adelante, está en otra localización histórica, el antiguo Hospital de la Misericordia en plena plaza del Pan, donde se han habilitado dos salas para la exposición.

El recorrido de ‘aTempora’ se cierra al otro lado de la plaza del Pan, en el claustro de La Colegial. Este espacio permanece habitualmente cerrado, por lo que la exposición constituye una de las pocas oportunidades para visitarlo. A este recinto se han destinado las reproducciones de grandes murales de cerámica de Talavera que por su tamaño y características no se han podido trasladar físicamente para esta muestra. Es el único de los cuatro espacios que no se han podido abrir con la inauguración, pero es seguro que bien merecerá una visita, para completar el recorrido por la cerámica y por la historia de la ciudad de Talavera.