Al mismo nivel, con 5 centímetros menos

J.A.J./Toledo
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Los requisitos físicos de acceso de la mujer a la Guardia Civil se adaptan a las especificidades propias del sexo. Pero los de formación e intelectuales resultan completamente idénticos

Una miembro de la Guardia Civil recibe la felicitación de un superior en un acto celebrado en la Comandancia de Toledo. - Foto: Yolanda Lancha

Sin señalar a un sexo débil o fuerte, es de sentido común asumir que las complexiones físicas de un hombre y una mujer no son idénticas. Pero eso no debe implicar una desigualdad de derechos entre géneros. Desde el momento en que se planteó el acceso de la mujer a la Guardia Civil, como ocurrió también en otros cuerpos policiales y militares, los requisitos físicos se adaptaron a las circunstancias propias de las féminas. El mayor ejemplo de esto es que una joven puede aspirar a entrar en el Cuerpo con una altura mínima de 1,60 metros, cercana a la media femenina al igual que lo están los 1,65 metros a la media masculina. La igualdad entre sexos queda garantizada en el caso de las condiciones de salud, formación e intelectuales, que sí son idénticas para hombres y mujeres.

Según se recoge en la última convocatoria de plazas para el Instituto Armado, junto a la talla  se establecen pruebas de aptitud física adaptadas a una capacidad mínima que se pide al hombre, por una parte, y a la mujer, por otra. Así, se establece una prueba de velocidad consistente en correr 50 metros en el menor tiempo posible. El mínimo que debe cumplir un hombre es hacerlo en  8,30 segundos, mientras la mujer debe desarrollarlo en 9,40 segundos.

A esto, se suma una carrera de resistencia muscular de 1.000 metros. Esta distancia debe cubrirse en cuatro minutos y 10 segundos, en el caso de los hombres, y cuatro minutos y 50 segundos, en el caso de las mujeres. A esto, le sigue una prueba de extensión de brazos, las conocidas flexiones. Se demandan 18 a un hombre y 14 a las mujeres. Por último, se debe hacer una prueba de natación de 50 metros, que deben efectuarse en 70 segundos en el caso de los hombres y 75 segundos en el caso de las mujeres.

 La igualdad entre los y las aspirantes a guardias civiles llega en la preparación mental e intelectual. En esto último, ambos deben acreditar  que como mínimo tienen el título de graduado en Educación Secundaria Obligatoria (ESO), además del carné de conducir para turismos (el clase B).

Varones y hembras también deben afrontar las mismas pruebas de capacitación psíquica, fijadas por una Orden del Ministerio de Presidencia.

Otros requisitos idénticos son la edad de ingreso, de 18 a 30 años, la carencia de antecedentes penales, o el compromiso personal de portar y utilizar armas de fuego.

Dentro de su política de igualdad de sexos dentro del Instituto Armado, la Dirección General de la Guardia Civil ha decidido que  el permiso de lactancia se aplique en la institución indistintamente al hombre o la mujer.

Permisos de lactancia.

Para ello, se ha adoptado un acuerdo aprobado por el Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas para los empleados públicos que se encuentren en situación de beneficiarse de esta licencia para el cuidado de un hijo recién nacido. Este acuerdo establece que el permiso de lactancia puede ser ejercido indistintamente por el hombre o la mujer. No obstante, sólo podrá ser ejercido por uno de los progenitores si ambos trabajan.

El permiso de lactancia es único para cada hijo. Se configura como un tiempo de cuidado destinado a la alimentación  y cuidado del menor que se podrá disfrutar únicamente a partir de la finalización del permiso por parto, o una vez que, desde el nacimiento del menor, haya transcurrido un tiempo equivalente al que comprende el permiso por parto.  El permiso de lactancia podrá disfrutarse  bien como una reducción diaria de la jornada, bien como un permiso que acumule en jornadas completas el tiempo correspondiente, una hora diaria durante los primeros nueve meses del niño.

Las mujeres ya alcanzan el 6,5 por ciento de la plantilla en Toledo.

Tras 25 años, las mujeres han conseguido hacerse un hueco en una institución como la Guardia Civil, consagrada a algo tan esforzado como la Seguridad Ciudadano. En el caso de la Comandancia del Instituto Armado en Toledo, ese hueco está formado por 95 mujeres, según informan fuentes del Cuerpo. Esto supone el 6,5 por ciento de la plantilla provincial de la Guardia Civil. Este porcentaje queda ligeramente por debajo de la presencia media de féminas en el Cuerpo en el ámbito nacional, un 7,60 por ciento de guardias y cabos que se reduce al dos por ciento en la escala de suboficiales y un 2,7 en la escala de oficiales. En toda España hay 5.107 mujeres guardias.

Habla más de la presencia de la mujer en la Guardia Civil  su distribución en los distintos servicios y especialidades. En el caso de la Comandancia toledana, el grueso de ellas, como el grueso de ellos, se encuentran en los servicios de seguridad ciudadana ubicados en los puestos diseminados por la geografía provincial. Aquí encontramos a 78. Otras siete están adscritas a servicios de investigación  como Policía Judicial, dos desempeñan su trabajo en la Intervención de Armas, y encontramos a una en un servicio sacrificado por los kilómetros a recorrer y la atención a accidentes, como es la agrupación de tráfico. El resto de mujeres guardias las encontramos en servicios administrativos y la Oficina Periférica de Comunicación, el gabinete de prensa de la Comandancia.

Una mención aparte merecen las tres cabos y la sargento existentes en la plantilla toledana de la Benemérita. La sargento, única suboficial adscrita a la estructura provincial de la Guardia Civil, comanda uno de sus puestos locales.

La única escala sin presencia femenina en la Comandancia es precisamente la de oficiales. Pero eso no significa que no haya mujeres que porten estrellas en la hombrera de su uniforme en la sede del Cuerpo de la toledana Avenida de Barber. Una fémina ostenta aquí el solitario distintivo de ocho puntas que la distingue como comandante, si bien está adscrita a la estructura regional de zona que tiene el Instituto Armado para la región.

El de comandante es el máximo grado alcanzado por las mujeres. Hay un total de ocho en toda España. Hay que recordar que la incorporación de las mujeres como oficiales fue bastante posterior a la entrada de guardias, ya que la primera teniente del Cuerpo logró su despacho en 1998.