Querido amor, querido engaño

I.P.Nova / Toledo
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El Teatro Corsario de Castilla y León representa en el Rojas la obra de Calderón de la Barca 'El médico de su honra'

Majestuoso texto el de Calderón de la Barca en El Médico de su Honra. Y aún mejor interpretación la que, durante la noche de ayer, llevó a cabo la compañía de Castilla y León Teatro Corsario en el Rojas. Una obra dramática y plagada de celos que, con una escenografía desprovista de adornos excesivos y haciendo la interpretación ágil, triunfó en el Rojas gracias a tener la receta de la apuesta ganadora: una obra de éxito que no ha cruzado la línea del exceso en su viaje hasta el XXI.
Se levantaba el telón con una nueva Doña Mencía, protagonista de la obra. Se subió a las maderas del Rojas Ana Isabel Rodríguez en lugar de Verónica Ronda. Un cambio que no se notó, ya que fue su monologo, al principio de la obra, una de las mejores cosas este curandero de valores. Completamente a la altura del papel, y espléndida en su interpretación, la actriz protagonizó esta trama de celos en la que su esposo, un desconfiado Don Gutierre, piensa que no le guarda honra y trama una serie de catastróficas ideas en la que encubre la mentira, tal vez no ocurrida, de su matrimonio.
Con la dirección de Jesús Peña que adapta un texto del 1637, sin que pierda su esencia y haciéndolo comprensible para un lector de esta era, El Médico de su Honra ve pasar por sus líneas miles de símiles y dobles sentidos que no se pierden en la interpretación. Y es que, se refuerzan, aún más, con las actuaciones del elenco de actores en el que brilla con luz propia uno de los secundarios, Don Arias, interpretado por Borja Semprún que, en su papel, realiza las acotaciones necesarias siendo siempre correcto y visualmente brillante.
En una obra donde la honra de la mujer se ve oculta por la vergüenza del marido; es el género femenino el que más protagonismo tiene y, debe ser que lo quiso la compañía de Teatro Corsario, quién más ilumina la escena con sus gestos y andares. No sólo triunfó Ana Isabel Rodríguez en el papel de Doña Mencía, también lo hizo Leonor con Rosa Manzano que interpretando a una mujer de armas tomar. Ella aparece sobre las tablas rompiendo el silencio de un cometido Rey Pedro y haciéndose reina en una escena en la que, casualidades de la vida, se interpreta completamente rodeada de hombres.
Feminismo, honra, ambigüedades y desdichas pasaron por una actuación que celebra el 30 aniversario de una compañía que tiene la bonita esencia de saber adaptar a los clásicos.