Enrique Ponce se corona en el Corpus

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Los tres toreros abandonaron la plaza a hombros. Ponce realizó una de las mejores faenas que se recuerdan en la plaza de Toledo. Los toros de Domingo Hernández y Garcigrande facilitaron el éxito de la tarde

Los tres toreros abandonaron el coso del Mendigorría a hombros de los capitalistas. - Foto: Dominguín

Enrique Ponce, de grana y oro. Estocada caída (saludo desde el tercio), estocada hasta la empuñadura (dos orejas con petición de rabo).

Julián López “El Juli”, de catacalfo y plata Estocada trasera (oreja), media estocada (oreja).

- Foto: Dominguín

Sebastián Castella, de azul y oro.  Estocada (oreja), estocada (oreja).

Toros

Seis toros de Garcigrande y Domingo Hernández. Bien presentados y de capas variadas entre negros, castaños y colorados con romana y acordes a la categoría de Toledo. Buen juego en general destacando el cuarto al que incluso se oyeron voces de indulto entre el público.

Incidencias

Corrida de Corpus de 2014. Más de tres cuartos de entrada, más de 6.000 personas. Tarde de calor nublada y bochornosa con ligeras rachas de viento.

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Gran ambiente y expectación el que se ha levantado de nuevo en Toledo con la tradicional corrida de toros de Corpus. Protagonistas los tres diestros, que con ilusión hacían el paseíllo ante un público que les ovacionó en el despeje de plaza al cruzar la arena del coso de Mendigorría. Horas antes Ponce y ‘El Juli’ acudían al Palacio Real a la recepción del rey de España, FelipeVI, en honor al cual al romper el paseíllo se toco el himno nacional con toda la plaza en pie y aplaudiendo.

Abría plaza Enrique Ponce, torero muy querido en nuestra ciudad que celebra este año sus veinticinco años de alternativa. Recibió al primero de forma aseada, al que mimo y cuidó para que le sirviese en su posterior labor. Luego, cuando cogió la pañosa, el torero valenciano encandiló al público con una faena pulcra y llena de detalles toreros. El respetable fue entregándose poco a poco y, de no ser por el error con la espada, hubiese tocado pelo el torero, quedando todo en un saludo cariñoso desde el tercio.

En cuarto lugar, el de Chiva sorteo al toro mejor hecho de la tarde, un pupilo de Domingo Hernández de preciosas hechuras, engatillado de cuerna y bajo, en definitiva hecho para embestir. Con la capa estuvo encajado y variado rematando de manera garbosa al toro. La faena fundamental de muleta fue un tributo que le dedicó Enrique Ponce a Toledo. Todo fue perfecto, desde su brindis al público hasta las tandas pulseando al de Domingo Hernández para evitar que se rajase y se fuese a tablas. A partir de la mitad de la faena fue una sinfonía de derechazos ligados uno tras otro sin fin y sin error. Remates toreros por doquier y detalles que dejaron en las pupilas de los asistentes una obra de arte sin parangón. Por naturales subió enteros la faena y de calor y sabor torero. Tras cada una de las tandas los aficionados se incorporaban de sus asientos para refrendar cada gota de oro taurino que Ponce tejió en la arena del coso de Mendigorría.

Los elegidos que veían la faena se miraban unos a otros con alegría y emoción de ver al mayor referente taurino del momento como es Enrique Ponce, con veinticinco años de alternativa, escribiendo una página para la historia en las corrida de Corpus Christi toledano. Luego Ponce definió de buena manera la suerte suprema y la plaza como un resorte se levantó para pedirle todos los máximos trofeos. Entre los emocionados por este pasaje, el cirujano de la plaza, Joaquín Olmeda, nieto del torero Cagancho. Dos orejas con petición de rabo que el presidente no concedió y que Ponce paseó cual desfile de coronación por toda la arena toledana.

En medio del cartel, un figurón del toreo como es Julián López ‘El Juli’ no se dejó amilanar, y desde que recibió a su primero estuvo dispuesto y animoso, meciendo sus manos con el capote y toreando de manera pausada y cadenciosa. Cuando Julián tomó los trastos comenzó su magnífico trasteo. Subió enteros tanto con la derecha como el toreo al natural. Toreo pulcro y poderoso que finalizó de una estocada entera algo trasera que le valió para cortar la primera oreja de la tarde.

Saltó a la arena en quinto lugar un bravo animal de Domingo Hernández al que ‘El Juli’ le recetó verónicas de mano baja y de compás abierto que templaron de salida al animal en las manos del torero de Velilla. Quite por chicuelinas ajustadas y remate con una medía encajada alrededor de su impávida  figura. Ya con la franela en sus manos el toro se entregó al torero, que lo pudo por bajo con la mano derecha. A continuación se vieron buenos momentos de arte y de poder en los que el temple del torero hicieron que el toro se desplazase allá donde Julián le ordenaba. Arrastrando casi la mitad de la muleta por la arena, y no cediendo lo más mínimo, fue tirando del toro de Domingo Hernández que no paró de embestir. Buenos remates toreros  con empaque y torería que le valieron, tras media estocada en lo alto, para cortar otra oreja.

Cerraba cartel el francés Sebastián Castella que en el tercer toro estuvo sereno y medido con el capote. Cuando comenzó el trasteo de muleta, Castella destapó su particular tarro de las esencias y a fuerza de valor y serenidad delante del toro, le fue pudiendo por ambos pitones. Estocada entera que le valió para cortar una oreja en este toro.

Para cerrar la tarde salto a la arena un toro de 595 kilos, el de más peso de la corrida que fue recibido con lances rodilla en tierra. Cuando Castella cogió la pañosa se fue al centro del ruedo y, sin moverse, llamó al de Garcigrande, que se vino como una bala contra el francés. Momento de tensión y de alivio, pues como es habitual en él, en el último momento, desvió la trayectoria de la embestida del toro pasando a escasos centímetros de su taleguilla. Siguió toreando con los talones encajados en la arena por ambos pitones y convenció a los asistentes que le premiaron con una oreja del sexto tras recetarle una estocada entera.

A hombros. Como colofón a la tarde de expectación, que esta vez no fue de decepción, los tres toreros abandonaron el ruedo en volandas de los capitalistas, aclamados por el público en la plaza y hasta en la propia calle que por decenas esperaron a los artistas a que saliesen de la plaza.

Un éxito rotundo de corrida, de público y de saber hacer las cosas en una plaza señera que se merecía un trato como el de este Corpus. Enhorabuena a todos y en especial a la empresa organizadora.