Ausencia físicay espiritual

e. martín | TOLEDO
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>Xavier Frías presenta 'Diario impreciso'. Se trata de un poemario que recoge la experiencia de un padre divorciado que no ha tenido al lado a sus dos hijas durante bastantes años

La Biblioteca de Castilla-La Mancha acogió en la tarde de ayer la presentación del poemario ‘Diario impreciso’ de Xavier Frías, que ha publicado alrededor de una cincuentena de libros de poesía, literatura infantil y micro-narrativa, en diversas lenguas, principalmente en gallego-portugués y castellano. A una lista de la que forman parte ‘Azul memória’, ‘De tu sabor’ y ‘Manual de Saudades’   se unió hace un año esta publicación de Legados Ediciones, en la que el autor recoge la experiencia de un padre divorciado que ha estado bastantes años sin tener a sus dos hijas al lado. Un total de 28 poemas breves de corte confesional en los que trata la ausencia, tanto la física como la espiritual.

Frías, que compagina su actividad docente con la literatura, ha hecho que el yo poético impere en unas páginas plagadas de poesía intimista. «He recreado momentos pasados, algunos que no han sido, pero que me hubiera gustado que fueran. Quería dejar un testimonio a mis hijas sobre los años que pasé sin ellas y que fueron muy duros aunque con un toque positivo final».

El escritor ha seguido la línea usada en los anteriores poemarios, en los que abundan las metáforas. De «lectura fácil» y un «claro mensaje» es como define Frías, que reside en la localidad toledana de Ocaña, esta obra que ayer tuvo su puesta de largo en el salón de actos de la Biblioteca de Castilla-La Mancha, después de pasar por Madrid y por Soria.

La obra de Frías no termina aquí. Y es que, el escritor ya tiene preparado su próximo poemario, que narra su experiencia en un viaje realizado la semana pasada a Quito. Un poemario que ha surgido «como un volcán» que previsiblemente verá la luz en el próximo mes de septiembre.

El autor incide en que se trata de un género con un público minoritario, pero que «no está en peligro de extinción». Como explica, «falta una pedagogía que permita a la gente más joven engancharse». «Hay que saber qué puede interesar a los más jóvenes y creo que una poesía  de sentimientos podría tener una buena acogida».