Oropesa recupera la memoria

J.A.J./Toledo
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El historiador local José Manuel Gutiérrez recuerda la historia y tradiciones de la villa con el libro 'Rincones perdidos de Oropesa'

Actuaciones musicales han amenizado la presentación del libro.

La Historia de Oropesa sin conservantes ni colorantes». Con este encabezamiento en su prólogo resume el expresidente de la Junta, José Bono, el sentido del libro ‘Rincones perdidos de Oropesa’. Esta obra escrita por el historiados local José Manuel Gutiérrez Rodríguez nos ofrece un viaje por las distintas caras que ha ido ofreciendo la villa monumental durante sus siglos de historia, recuperando la memoria de edificios y tradiciones desaparecidas hace ya largo tiempo.

Su autor ha tenido que recurrir al cada vez más usual método de la autoedición para  sacar una primera tirada de esta obra de unas 210 páginas. Sin embargo, la presentación del libro, efectuada este fin de semana en el Parador de la villa, permite adelantar que el esfuerzo de Gutiérrez Rodríguez se verá recompensado por sus paisanos. Estos han acudido masivamente a estos actos, amenizado por grupos musicales como Pentateuco y  Otobesa.

Numeroso público ha acudido a la puesta de largo de esta obra.Numeroso público ha acudido a la puesta de largo de esta obra. Relatos e imágenes.

El libro en cuestión se estructura en torno a 50 relatos sobre tradiciones y eventos históricos que Gutiérrez Rodríguez ha ido recopilando durante décadas. El autor los ha ido resumiendo para hacer el mayor hueco posible a todas las curiosidades que presenta la historia oropesana. «Tenía información de muchas cosas, pero he preferido dedicar dos folios a un acontecimiento para dejar sitio a otros muchos», comenta destacando la riqueza del pasado de su municipio.

Así, se logra componer un completo conjunto del esplendoroso pasado de la localidad por sus vínculos con la aristocracia y el clero, sin olvidar las vicisitudes del pueblo llano. Esta historia daba un vuelco a partir del siglo XIX, cuando durante la Guerra de Independencia Oropesa sufrió los daños del paso continuo de ejércitos franceses y aliados con la pérdida de parte de su arte sacro. Pero el daño, recuerda Gutiérrez Rodríguez, fue mayor después del conflicto con las posteriores desamortizaciones de los ministros liberales Mendizábal y Madoz. Entonces se produjo, por un lado, la pérdida de propiedades de la Iglesia que se tradujo en la desaparición de cuatro conventos, y por otro la venta a particulares de dehesas comunales, privando al conjunto de vecinos de una fuente de ingresos.  El historiador recuerda que estos acontecimientos, al igual que la Guerra Civil, mermaron el patrimonio de la villa.

Aún así, destaca que los testimonios en archivos le han permitido recuperar esa Oropesa perdida. A esto, hay que sumar unas 50 fotografías que le han permitido captar la evolución de la villa desde mediados del XIX, cuando el viajero inglés Jack Clifford era el primero en poner a Oropesa bajo su objetivo. Rodríguez Gutiérrez pone la Plaza de los Navarro, la principal del pueblo, como ejemplo de cambios, como el desaparecido ‘balcón de los curas’ usado por los prelados como palco cuando este espacio albergaba espectáculos taurinos.