Daniel y la injusticia de la contraseña WIFI

J.M.
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El Ayuntamiento de Villacañas obliga a estar empadronado para disponer de una contraseña personal para conectarse a internet. Un profesor interino pide que sea un servicio libre

Ayuntamiento de Villacañas. - Foto: La Tribuna

Daniel Peláez trabaja desde septiembre como profesor interino del IES Enrique de Arce de Villacañas y permanecerá todo el curso entre el claustro. Vive en la localidad manchega y acude a diario a la biblioteca municipal para completar sus quehaceres y seguir con su formación académica. Hasta ahí se siente como un villacañero más, pero choca con la administración local en un servicio que se ha convertido en básico en los últimos años: el wifi. «Es surrealista, es tan absurdo», espeta a este diario por la condición que impone el Ayuntamiento para lograr la contraseña. Estar empadronado o tener una vivienda en propiedad resulta obligatorio para navegar por internet con la clave personal.

Este profesor ha presentado dos reclamaciones ante el Ayuntamiento de Villacañas para presionar y conseguir la contraseña sin necesidad de empadronamiento. Ser interino conlleva una alteración anual del domicilio que refuerza su opción por mantener su filiación de residencia en una localidad de Ciudad Real. «Todos los años cambio de instituto y no voy a estar todos cambiando el padrón», se justifica.

No obstante, considera que se trata de un servicio público que debe estar a disposición libremente de cada ciudadano como ocurre en muchas poblaciones. «No tengo por qué pedir favores. Es un servicio público», afirma por su oposición a que algún empadronado pueda ceder su contraseña para que él trabaje cómodamente. Ahora, se apaña con la cesión del wifi desde su propio teléfono móvil.

Daniel, que puede ser socio de la biblioteca sin necesidad de empadronamiento, comparte mesas en la biblioteca con otros compañeros interinos que tienen el mismo problema. «No es una cuestión de contraseña sino de injusticia», relata.

El Ayuntamiento contestó a la primera reclamación y confirmó que era imprescindible el empadronamiento. De la segunda queja no ha obtenido todavía respuesta. El personal del Consistorio detalló a este diario que figurar oficialmente como vecino de la localidad manchega figura como condición obligatoria.

Requisito que no se imponía en 2016 cuando el Consistorio anunció la puesta en funcionamiento de puestos de conexión gratuitos en la plaza de España, en la biblioteca municipal, en la escuela de municipal de música, en el polideportivo y en las proximidades del parque de la Sobana y en la piscina municipal. «Para poder darse de alta es necesario hacerlo presencialmente en el Ayuntamiento o la Biblioteca, siendo necesario ser mayor de edad y presentar el DNI. En el caso de los menores, serán sus padres o tutores los que soliciten el acceso al servicio», decía por entonces el comunicado del Ayuntamiento manchego.

Daniel sospecha que la razón de este requisito se deba al interés del Ayuntamiento de engordar el número de empadronados ante la caída de la cifra. Villacañas ha sufrido un notable bajón de habitantes en la última década y continúa en descenso. En 2018, ha perdido unos 150 inscritos. Desde 2017, el acumulado negativo llega a los 621.