Acompañado por el presidente regional y por la alcaldesa, Reuven Rivlin y Nechama Rivlin (su esposa) visitó un espacio que, según los testigos, los emocionó. Lo hizo especialmente, como apuntó el director del Museo Sefardí, cuando contempló la firma del primer ministro Isaac Rabin «que estuvo aquí seis meses antes de que lo asesinaran».