Inicia, el Rojas, su ciclo de teatro contemporáneo con una apuesta muy propicia para estos tiempos y, por ello, delicada en sus múltiples reflexiones. Calificada por uno de sus hacedores -Julio Salvatierra- como «muy coral», se debe esta apreciación no sólo «a los muchos enfoques abordados en la pieza» sino también a la reunión y puesta en común de tres compañías -Teatro del Temple, Teatro Meridional, y L’Om Imprebis- amparadas por el Centro Dramático Nacional.

Con dramaturgia de Julio Salvatierra y Alfonso Plou, y dirección de Santiago Sánchez y Carlos Martín, ‘Transición’ es un intento por «abrir preguntas y provocar respuestas» desde «la visión amplia» de un periodo histórico «muy importante en la organización sociopolítica del país». Por ello, y huyendo de «sentar cátedras», esta suerte de texto colectivo -en el que participó todo el equipo actoral a través de dos talleres de improvisación- apuesta por «recuperar no sólo el debate político, también sus personajes y sus ciudadanos con sus modas, músicas y rutinas».

Asunto que -protagonizado por  Antonio Valero, Álvaro Lavín, José Luis Esteban, Carlos Lorenzo, Elvira Cuadrupani, Eva Martín, Eugenio Villota y Balbino Lacosta- se desarrolla a partir del ingreso de un paciente llamado Adolfo en una clínica. Así, «con la excusa de un supuesto Suárez aquejado de un trastorno de memoria», la pieza se sumerge en el recuerdo de los principales episodios históricos de la Transición, de sus nombres, y de sus consecuencias futuras. Todo aderezado por la estética propia del momento, por sus melodías y programas de televisión porque en el montaje «se inserta un plató de televisión que está rodando un supuesto documental sobre la Transición».

Con la intención de ofrecer una plataforma para el debate y el planteamiento de los que «funciona o no», Salvatierra no dudó en posicionarse al apreciar que, en su opinión, «la Transición no ha acabado porque la implicación ciudadana siguen siendo necesaria». Máxima que, todo hay que decirlo, se emite en un buen momento.

Los actores Carlos Lorenzo y Eva Martín agradecieron haber sido incluidos en esta iniciativa que, aseguraron, engancha a todos los públicos y a todos los sectores de edad. Quizá sea, como apreció la actriz, porque «a cada uno nos toca de una manera» tanto desde la impronta personal como desde la memoria colectiva. Por ello, Lorenzo subrayó que esta historia «no está dirigida a eruditos porque apuesta por divertir y remover».