Localizan a los menores que rompieron a pedradas la luna de un autobús

J. Monroy | TOLEDO
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Los mismos niños parece que son quienes dejaron varias piedras sobre la carretera CM-4001, una de las cuales causó una seria avería a un vehículo que pasó por encima

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Los menores ya están localizados, pero sus «gracias» como las denomina la Asociación de Vecinos ha provocado al menos dos accidentes de tráfico en el entorno de Azucaica. La Candelaria había pedido ayuda a la Policía y la Guardia Civil para evitar ciertos actos vandálicos por parte de menores, que bien ponían piedras en la carretera, bien se escondían tras los matorrales del parque de los Frutos y lanzaban piedras a los vehículos que venían circulando. Detectados los niños causantes de los accidentes, han sido informados de lo ocurrido sus padres o sus responsables legales.

Explica el presidente vecinal, Andrés García Borja, que los niños han llegado a romper la luna de un autobús de la línea 10. Estaban ocultos junto al centro cívico, emergieron, y tiraron piedras, con el peligro que eso conlleva. Pero sobre todo le preocupa la colocación de piedras en la carretera.

La propia Asociación de Vecinos ya ha retirado algunos pedruscos y materiales de obra de la carretera CM-4001, que une Toledo con Mocejón, pasando por Azucaica. Sin embargo, no se dio cuenta de que estos menores pusieron una roca en el vial, en dirección a Toledo, junto al cementerio del Carmen. Allí hay un cambio rasante, y provocó el accidente de un turismo. Al toparse de pronto con la piedra, el conductor no tuvo más remedio que pasarla por encima, y se ha encontrado con una grave avería de cinco mil euros, según explica García Borja. Además, el suceso ha causado «graves daños psicológicos» a los dos ocupantes del vehículo.

El presidente vecinal denunció ayer estos hechos ante el Ayuntamiento y los llevará, entre otros asuntos, a una reunión con el delegado del Gobierno en Castilla-La Mancha, Jesús Labrador. Lo ocurrido ha preocupado mucho a los vecinos del barrio, que temen nuevos accidentes, y La Candelaria pretende que las administraciones pongan en marcha algún sistema disuasorio y de control para evitar estas gamberradas.