Los secretos de la célula de Ripoll

SPC
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Los terroristas actuaron precipitadamente tras la explosión de Alcanar, pero su plan inicial era atacar la Sagrada Familia o el Camp Nou con bombas caseras de 15 euros cargadas de acetona y agua oxigenada

Justo cuando se cumple el primer aniversario del fatídico 17-A, el levantamiento parcial del secreto de sumario de la causa ha permitido conocer cómo un grupo de amigos pasó de hacer vida normal a convertirse en los mujahidines de Ripoll y a sembrar el pánico en Barcelona y Cambrils, con 16 muertos y más de 100 heridos.

No era ése su objetivo inicial, según revelan los informes policiales. Desde el primer momento apuntaron más alto: la Sagrada Familia, el Camp Nou, el festival Rototom Sunsplash de Benicasim, discotecas como Colossos o Razzmataz y «locales gays de Sitges», estos últimos ejemplo del modo de vida occidental, que distrae a los musulmanes de sus preocupaciones.

Atentados de gran envergadura que, capitaneados por el imán de Ripoll, Abdelbaky Es Satty, perpetrarían con el explosivo conocido como la madre de Satán, que se dedicaron a fabricar de manera casera en un chalé Alcanar (Tarragona).

De ello dan cuenta las 120 bombonas de butano halladas en los escombros de la casa tras su explosión y las compras que realizó los dos meses previos al atentado el grupo de logística, integrado por Younes Abouyaaqoub -el terrorista de Las Ramblas-, Mohamed Hichamy y Youssef Aalla. Cientos de litros de acetona y agua oxigenada y clavos engrosaban su lista de la compra.

Quince euros fue el presupuesto de cada artefacto, según se jactó entre risas uno de los yihadistas en una conversación en la que apuntó que «lo único» que necesitaban «es la fe y tener odio a los infieles».

Tras el ataque en España, querían llegar «si Dios quiere, hasta París» y por eso algunos miembros de la célula viajaron a la capital gala el 13 de agosto de 2017, «para realizar un estudio operativo de los alrededores de la Torre Eiffel, con la intención de atentar contra ella».

Una de las maneras para financiar los atentados, un mes antes de la fecha inicialmente señalada, según los agentes el 20 de agosto, algunos terroristas pidieron créditos rápidos usando identidades falsas.

Pero sus planes se vieron frustrados con la explosión la noche anterior al 17-A del chalé de Alcanar, «la base de operaciones» de la célula y que en un primer momento los Mossos identificaron como un laboratorio de drogas.