Las familias de Rosa y Arturo empiezan a mirar el reloj de reojo porque en unas horas la pareja de jóvenes toledanos aterrizará en España. «Está previsto que lleguen hoy», explica José Luis García, padre de Arturo, visiblemente contento porque ya han pasado los momentos de angustia y de incertidumbre tras el terremoto ocurrido en Nepal hace nueve interminables días.
Son buenas noticias para estas familias toledanas, aunque llevaban días más tranquilas gracias a la llamada que recibieron el jueves. Rosa y Arturo llegaron a Namche Bazaar, en la región de Khumbu, una de las pocas localidades en las que las telecomunicaciones funcionan, y se pusieron en contacto con sus familiares, que no habían recibido nuevas noticias desde hacía días pese a que la pareja confirmó que estaba bien el pasado 25 de abril. Aun así, las esperas no son buenas y las escasas noticias angustian, sobre todo, porque la segunda réplica que tuvo lugar poco después provocó la caída de las telecomunicaciones y por las constantes informaciones de los medios de comunicación ofreciendo datos del número de fallecidos y del desesperado día a día en parte del Nepal tras este intenso terremoto que ha conmocionado al mundo por su intensidad y crudeza.
La repatriación. Las familias de ambos jóvenes comunicaron al Ministerio de Asuntos Exteriores el jueves la localización de la pareja a fin de que se planificara la evacuación, pero lo cierto es que han sido pacientes y no tenían prisa porque se anunciara su vuelta porque sabían que se encontraban bien y era cuestión de días.
La noticia de su regreso a casa se ha difundido a gran escala, puesto que el propio ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, anunció ayer que España repatriaría anoche a ocho españoles en un vuelo comercial y se supone que la pareja toledana se encuentra entre los pasajeros. No se descarta que en los próximos días las autoridades evacúen a más españoles, pero aún hay 21 sin localizar, catorce menos que hace unos días.
La pareja de jóvenes toledanos está deseando llegar a casa y se encuentra un tanto desconcertada por haberse convertido en noticia todos estos días. Rehuye el protagonismo y espera poder descansar y que los medios de comunicación se olviden ya de su historia porque ellos están bien, son afortunados porque no han sufrido tanto como esas miles de personas que están allí, necesitan dejar Nepal atrás y retomar su vida.