La «patria arrebatada» de los moriscos

J. Monroy
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Sin llegar a ser Sefarat, explica el historiador Miguel Ángel de Bunes, Al-Andalus es también en cierta medidael paraíso perdido para los musulmanes españoles expulsados en los siglos XVI y XVII

La «patria arrebatada» de los moriscos - Foto: David Pérez

En el capítulo LIV del Quijote, el Ingenioso Hidalgo y Sancho se encuentran con Ricote, un morisco, antiguo vecino del escudero, que le cuenta que, después de expulsados, muchos moriscos están regresando, porque sienten «el amor de su patria». Pero, ¿qué idea de patria se tenía en los siglos XVI y XVII. El historiador del CSIC Miguel Ángel de Bunes y el coordinador del Laboratorio Multicultural Francisco Márquez Villanueva, Alfredo Mateos Paramio, trataron de dar ayer ciertas claves en torno a este interrogante en el conferencia-debate ‘La patria de los españoles musulmanes de los s. XVI y XVII’, para concluir que la suya era «una patria arrebatada».

El Museo Sefardí y el Laboratorio Multicultural Francisco Márquez Villanueva organizaron en la Real Fundación ‘La patria de los españoles musulmanes de los s. XVI y XVII’, enmarcada en el ciclo ‘La Isla de las Voces’, que viene a ser una continuación de los Ciclos Heterodoxos, que se vienen celebrando desde 2011. En esta ocasión, el ciclo está buscando mostrar la diversidad de concepciones sobre lo español que se han dado a lo largo de la historia. En el caso de la conferencia de ayer, se abordó el concepto de «patria» que tenían los españoles de religión musulmana tras la caída de Granada.

En la Edad Media, apuntó Mateos, la religión de los gobernados no tenía que ver con la religión del rey. Eso es algo que comienza a cambiar con los Reyes Católicos y Carlos I, que piden que los gobernados tengan la religión de su rey. De ahí la expulsión de judíos a finales del siglo XV y de moriscos en el XVII y otros muchos problemas. Más allá incluso, Mateos apuntó que muchos de estos españoles que se tienen que marchan estaban ya convertidos, por lo que muchos historiadores valoran que en realidad se expulsó a los componentes de una etnia distinta, «y en realidad es una de las primeras expulsiones racistas».

Bunes y Mateos coincidieron en que los conceptos de «patria», «nación» y «España» ya se utilizaban entonces, aunque tenían un significado muy distinto; no se puede mirar aquello con los ojos de hoy. La patria era donde uno vive y quizás para Cervantes, la patria no era España, que no existía, sólo había una idea de las Españas, sino la gente de su alrededor, la gente de La Mancha, que había conocido. Mientras tanto, la idea de nación era algo más religioso, y para un morisco su nación podía ser la gente de su fe, o incluso su valle. En el fondo, «son conceptos muy difusos que después han ido cambiando de sentido».

Bunes intentó acercarse a lo que pensaba un musulmán español de los siglos XVI y XVII, que se tienen que ir expulsados, o porque se lo marca su religión. Ellos ya tenían un concepto de lo que era el mundo de Al-Andalus o de España. Y ellos, en definitiva, sentían que la suya «era una patria arrebatada». Habían nacido aquí, llevaban siglos en España, y tenían un sentimiento de proximidad con el territorio del que fueron expulsados.

El problema, apuntó Bunes, es que cuando los moriscos llegaron al norte de África o Turquía, sintieron que no pertenecían a ese lugar. En primer lugar, no hablaban el idioma. Y después de tantos años en Castilla o Toledo, eran musulmanes cristianizados, con una visión muy distinta de las cosas. Como Ricote, llega un momento que no se saben si de allí o de aquí. Se sienten de aquí, pero son expulsados. Y viniendo de Al-Andalus o de Toledo era un símbolo de admiración y autoestima. Ellos terminan refundando las ciudades del norte de África. Y sin llegar a ser Sefarat, Al-Andalus también es el paraíso perdido.