Teatro para ver de muy cerca

LT
-

El espectador se convierte en marejada de la tempestad que se desata en el Palacio

El XX aniversario del Festival Celestina disemina las obras de teatro por varios escenarios de La Puebla de Montalbán de forma que los aficionados pueden empezar a disfrutar de las representaciones desde mediodía haciendo un recorrido que les hará verse frente a decenas de personajes y situaciones en unas pocas horas. Ayer (y hoy) en pases de 12:00; 13:00; 18:00; 19:00; y 20:00 horas el papel protagonista es para el ‘Teatro bajo tierra’ que ofrece cuatro creaciones en  otros tantos rincones: ‘Más Vale Maña’ (teatro de títeres interpretado por Jaujarana teatro en la calle Vedado Alto); ’El Burlador’ (Teatro furtivo en el Patio del Palacio); ‘Las aceitunas’ (de Nueva era teatro en el patio y cueva de la calle Tetuán 5); y ‘La Isla (mimo a cargo de Ramón Merlo en la cueva de la calle Basilio Montalbo).

Se trata de teatro para ver de cerca, muy apropiado, por la hora y los escenarios, para que los niños estén casi formando parte de la obra. A algún espectador le toca ayudar en tareas mecánicas, por ejemplo como marejada marítima vestido con ‘pezgorro’ que da pie a una de las situaciones cómicas en el naufragio de la tempestad que se desata en el Palacio del Conde.

Son comedias, más aún entremeses, de ligero trago y risa asegurada donde el pueblo llano en general impone su instinto de supervivencia sobre las autoridades. Si el rey o el obispo prohibe el teatro, tal cual, porque es asunto de vagos y maleantes, los del Teatro Furtivo logran la complicidad del público para llevar adelante la representación sin que el alguacil se entere. «Agua va», convienen en que debe gritárseles si aparece el de la trompetilla y entonces ellos deshacen el escenario en un abrir y cerrar de ojos. Pasado el momento de peligro retoman la obra.

En la cueva de Tetuán lo que se ofrece es la versión de los embaucadores que logran sacar unos dineros al gobernador a cambio de una experiencia imaginada. La juventud de este grupo de actores combina a la perfección con la puesta en escena. El espectador llega y los encuentra en el patio tumbados, durmiendo a ronquido limpio y debe sentarse a su lado, en cojines, de forma que la representación discurre a centímetros. El segundo acto, el de ‘Las aceitunas’, tiene lugar a continuación dentro de la cueva a donde se desplazan actores y público codo con codo.