J. Guayerbas | TOLEDO
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Un espectáculo provocador, libre, cargado de color y sin censuras más allá de algún guiño satírico con tintes eclesiásticos que finalmente se quedará entre bambalinas. Philippe Freslon es el creador de ilusiones en el que la Fundación Greco 2014 ha confiado uno de los espectáculos de calle de mayor extravagancia, escenografía y artistas de un año cultural que afronta la etapa final por todo lo alto.
De altura es la propuesta que la compañía francesa llevará a cabo esta tarde-noche a partir de las siete por las calles del Casco hasta llegar a la plaza del Ayuntamiento, donde el Greco se enfrentará a la muerte, el color a la oscuridad y la música al silencio. La Tribuna camina hacia el universo del Greco de la mano de Philippe Freslon.
«Lo que el Greco quiere es cumplir su sueño, que espero hacer realidad, no es otro que pintar toda la ciudad», adelantaba este reconocido director teatral admirador de La Fura Dels Baus. Y es que su teatro, explicaba, se basa en la provocación.
Personajes semidesnudos, bailarinas, tres caballos, ruedas giratorias, pigmentos de color, el cuerpo como lienzo y la ciudad como escenografía. «Nosotros trabajamos con el color y la expresión corporal, para Toledo hemos tenido que adaptar el espectáculo, único y del que solo haremos un pase», comentaba entre onomatopeyas en una conversación frente a frente cargada de gestos y expresiones geniales.
Philippe Freslon reconoce que hasta hace un año no se había fijado en la pintura del Greco, hasta que visitó la ciudad y recibió el encargo de la fundación. «Tiene una manera especial de usar el color que conecta con nuestra compañía, con nuestra forma de entender el arte, el teatro, el espectáculo», comentaba para exclamar que la conexión entre el griego y su intelecto está en el uso psicodélico del color.
Con un equipo técnico y artístico formado por 25 integrantes de su compañía francesa, más 15 voluntarios toledanos, el espectáculo rodará por las calles hasta la plaza del Ayuntamiento y teñirá de color cada milímetro del recorrido para finalizar con «una explosión de color».
Una rueda de nueve metros de diámetro hará de pantalla gigante en el Ayuntamiento. Esta rueda girará y girará y a modo de caleidoscopio «subirá hacia el cielo, cada vez más deprisa, más deprisa, las obras del Greco se proyectarán en esta pantalla, y el color inundará el espacio», explicaba el creador teatral, emocionado. «El poder del color sorprende, es máximo, el Greco no está muerto y quiere llenar las calles de color», dice.
Desde tres puntos y en cuatro actos. La plaza de Zocodover, la plaza de Padilla y la calle del Ángel son los puntos de partida del cortejo que teñirá de color las calles del Casco. El Greco, montado sobre un viejo caballo blanco, irá acompañado de bailarines que harán de pinceles para colorear la ciudad de amarillo, rojo y azul. Así comenzará esta tarde el espectáculo de la Compagnie Off hasta la plaza del Ayuntamiento.
Con la Catedral y la fachada del Consistorio de telón de fondo, el Greco asistirá a la celebración de su propia muerte. Como explicaban desde la compañía, en este cuadro o segundo acto aparece un coro de tres ruedas gigantes acompañado por la muerte que dialogará con el artista griego. El Greco no quiere morir y se revela. Quiere pintar la ciudad en sí misma, servirse de ella como de una tela gigante.
Las explosiones cromáticas cubren la plaza de color. Los cuerpos y las ruedas son el lienzo perfecto para que el Greco plasme su impronta, su legado. El ritmo del espectáculo crece, se acelera y un torbellino audiovisual recordará al público la producción del cretense para finalizar como todo empezó, con un big bang de color con la marca inconfundible de Philippe Freslon. Un artista transgresor que hace de la provocación su propio arte.