Turistas de tumbas

Luis J. Gómez / Toledo
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De los dólmenes al ataúd de madera del Greco. En la región hay sepulcros que son obras maestras del arte del gótico y renacentista, capillas enteras para reyes y lápidas sencillas para poetas y bandoleros.

El túmulo del cardenal Tavera, de mármol de Carrara y firmado por Alonso de Berruguete, es uno de los mejores ejemplos del Renacimiento. - Foto: David Pérez

Los turistas en Roma siguen haciendo fotos a la tumba de Rafael en el Panteón, pagan religiosamente su entrada a la iglesia de los Capuchinos de Viena para ver por siempre juntos los féretros de Sissi y Francisco José... o se plantan en el cementerio de Père-Lachaise de París con un plano en mano para que no se les pase la lápida de Oscar Wilde, Chopin, Molière, Balzac o Edith Piaf. En Castilla-La Mancha también hay unas cuantas tumbas que podrían merecer una visita. En la región descansan poetas como Fernando de Rojas (Talavera), Garcilaso de la Vega (Toledo), Jorge Manrique (Uclés) o Quevedo (Villanueva de los Infantes). También hay tumbas de reyes, como las de la Catedral de Toledo o lápidas sencillas para el último bandolero de España, el Pernales, en una tapia del cementerio de Alcaraz (Albacete).
La tumba más buscada este 2014 ha sido la del Greco, ya que se conmemoraban 400 años de su muerte (e incluso se ha celebrado un funeral y dos réquiems en su honor). El sencillo ataúd de madera está en la cripta-cueva del convento de Santo Domingo el Antiguo. Aun así, hay bastantes dudas sobre la posibilidad de que los huesos del pintor cretense sigan ahí o si se trasladaron a la cripta de San Torcuato.
En busca de los lienzos del Greco los turistas también se han acercado este año al Hospital de Tavera, pero además de cuadros, en la capilla de este edificio hay otra importante obra de arte. Se trata del túmulo del cardenal Tavera, uno de los mejores ejemplos de la escultura renacentista española, hecho en mármol de Carrara y con la firma de Alonso Berruguete. No solo tiene un hueco por derecho propio en los libros de historia de arte, sino también en los del cine, gracias a las tomas de Tristana, de Luis Buñuel. Bajo la capilla del Hospital Tavera se encuentra la cripta de la Casa de Medinaceli, donde se siguen enterrando a sus familiares. Otra de las criptas singulares de Toledo está en el Alcázar, donde yace uno de los golpistas del 23-F, Miláns del Bosch (el de los tanques en Valencia).
Guadalajara es una ciudad con dos panteones entre su recorrido turístico. El de los Mendoza tomó como ejemplo el panteón real de El Escorial. El panteón de la duquesa de Sevillano es del XIX y lo construyó el mismo arquitecto del Palacio de Cristal del Retiro. Sin salir de la provincia, hay que subir hasta Sigüenza para conocer el sepulcro más famoso de la región, el de su doncel. Es una obra maestra del arte gótico que se ha vuelto más famosa que el caballero al que representa. Gracias a ella, Martín Vázquez de Arce, seguirá leyendo toda la eternidad.

Reyes

En la capilla de los Reyes Viejos en la Catedral de Toledo descansan Alfonso VII el Emperador, Sancho III el Deseado y Sancho IV el Bravo. En la capilla de los Reyes Nuevos están Enrique II y su mujer Juana, Enrique III el Doliente y su mujer Catalina de Lancaster, Juan I y su mujer Leonor de Aragón. Fueron reyes de Castilla durante la Edad Media.

Y los que imitaron a los reyes

Los Mendoza eran casi como ‘reyes’ en Guadalajara. Y su panteón también lo parece porque, de hecho, se construyó a imagen y semejanza del Panteón de los Reyes de El Escorial. Se encuentra en la cripta de la iglesia del Convento de San Francisco de Guadalajara, justo debajo de su ábside. Hay  mármoles negros y rosados, alabastros dorados y jaspes. Todo este lujo barroco se vio afectado por la humedad y recientemente tuvo que ser restaurado. También en Guadalajara hay otro panteón de altas aspiraciones. En este caso, es un edificio de finales del siglo XIX, el Panteón de María Diega Desmaissieres, duquesa de Sevillano, condesa de la Vega del Pozo. La cúpula, de cerámica vidriada, es de influencia italiana y oriental.

Santos

San Julián fue obispo de Cuenca en el siglo XII y hoy en día es el patrón de la ciudad. Tras ser canonizado, su cuerpo incorrupto se depositó en una arqueta de plata en el ábside de la Catedral que precisamente se estaba construyendo cuando San Julián murió. Allí se conservan hoy en día, aunque sus reliquias fueron profanadas en la Guerra Civil. En el moderno convento de las Concepcionistas de Torrijos (Toledo) también conservan el cuerpo incorrupto de Teresa Enríquez, a la que llamaban la Loca del Sacramento, de hecho fundó la primera Hermandad del Santísimo Sacramento de España. En la iglesia del Carmen de Guadalajara está enterrada Sor Patrocinio, conocida por sus estigmas como la Monja de las Llagas

Y no tan santos

En la cripta de la Colegiata de Pastrana reposa la vecina más ilustre de esta localidad de Guadalajara, la princesa de Éboli.  Tuvo un conflicto con Santa Teresa de Jesús, intrigó en la corte de Felipe II y por orden del propio rey fue encerrada en el Palacio de Pastrana. Está enterrada con su marido.

Teatreros

Fernando de Rojas, el autor de La Celestina, yace en un nicho de la Colegial de Talavera, detrás de una placa de cerámica. Primero fue enterrado en el Monasterio de la Madre de Dios y en el siglo XX estuvo cuarenta años en una caja de cobre custodiada en el Ayuntamiento.

Y poetas

Estas tierras fueron la última morada de muchos poetas. En la iglesia de San Pedro Mártir de Toledo está enterrado Garcilaso de la Vega. En el mismo templo se encuentran las estatuas oferentes de doña Elvira de Castañeda y su esposo Pedro López de Ayala, inmortalizadas por la leyenda de Bécquer de ‘El beso’. En el Convento de Santo Domingo de Villanueva de los Infantes se puede ver la celda donde murió Quevedo. En la cripta de la iglesia parroquial están sus restos (comprobado por la Complutense). Jorge Manrique murió en Garcimuñoz (Cuenca) y fue enterrado en el monasterio de Uclés, junto a su padre (sí, al que dedicó las coplas). Hoy una placa en el patio lo recuerda.

Famosos del siglo XX

Se hicieron famosos en la época de los periódicos, la radio, la televisión y el cine. En el cementerio de Albacete, por ejemplo, se puede ver la estatua del torero Juan Montero (falleció en un accidente de tráfico en 1971). También en la provincia de Albacete, en el cementerio de Tarazona de la Mancha, se encuentra el mausoleo de los Isbert. Pero muchos de los nombres ilustres de la región del siglo XX fueron enterrados en Madrid. El humorista José Luis Coll fue incinerado en La Almudena, aunque tiene una calle a su nombre en Cuenca. El dramaturgo Buero Vallejo fue enterrado en La Paz, aunque su recuerdo se mantiene en un edificio de Guadalajara, que no podía ser otro que el teatro. Sara Montiel fue enterrada en el cementerio de San Justo, Madrid, pero Campo de Criptana la homenajeó en vida con una estatua.

Y anónimos de la Prehistoria

A los que les interese la arqueología funeraria de la Prehistoria, en Castilla-La Mancha tienen dólmenes por descubrir en Fuente el Fresno (Ciudad Real), Cañete (Cuenca), Aguilar de Anguita (Guadalajara), Azután y Navalcán (Toledo).