Alfredo Copeiro no es solamente el joven editor que ha hecho de Ediciones Descrito una firma de referencia para quienes desean ir más allá de formatos convencionales y convertir sus creaciones literarias en libros de autor. Es también un artista dispuesto a regresar al punto de partida siempre que se produzca la ocasión, y en este caso ha sido posible gracias a la colaboración de Fernando Campoy, responsable de Cervezas Domus.
‘Alegorías, Testigos y Geografías’ es el título de una exposición de corto recorrido -únicamente permanecerá una semana, hasta el viernes que viene- pero de arraigado compromiso. En ella pueden apreciarse los trabajos realizados por Copeiro durante los dos últimos años, pero también las posibilidades que un espacio industrial de reciente factura puede aportar como contenedor de manifestaciones culturales. Palés y barriles de cerveza, junto con las características cajas negras de la cerveza artesana, actúan como soporte de las pinturas distribuidas por series. De ellas, ‘Geografías’ es la más antigua y abstracta: consiste en manifestaciones de color que evidencian el conocimiento de artistas contemporáneos como Rothko, cuyas dinámicas cobran una nueva expresión en estas interpretaciones aéreas de la tierra y del mar. La disposición de los cuadros de esta serie sobre los palés recoge, en palabras del artista, «una combinación entre lo plástico y los elementos industriales bastante satisfactoria».
‘Testigos’, por otra parte, recoge una serie de retratos imaginarios en primer plano. Todos son monocromáticos a excepción de uno, que aparece precisamente en el cartel de la exposición. «¿Cómo es posible llamar a una sucesión de rostros para una exposición?», se pregunta el artista. «Finalmente, decidí referirme a ellos como ‘Testigos’.Como su autor, puedo decir que han sido testigos de su alumbramiento, y cada espectador decidirá si lo son también o no de otros hechos».
La exposición concluye con la serie ‘Alegorías’, la más reciente de todas. Recoge pinturas en las que la figuración y la abstracción aparecen combinadas, entreveradas con fondos abstractos y juegos de texturas, y en donde referentes universales como la Maternidad adquieren ahora una nueva dimensión icónica.
Las tres colecciones, que permanecerán a disposición del público los días 20 y 21 de diciembre, de 19,00 a 23,00 horas, en las instalaciones de la fábrica en la Calle Río Jarama, en el Polígono Industrial, van más allá de una exposición al uso. En tiempos de desafección hacia toda suerte de expresiones culturales, son efectivamente testigos de una colaboración que debería servir como ejemplo a otros empresarios. No es la primera vez que sucede ni será la última (sería lo deseable, al menos), pero sin duda es de destacar que artesanos, hosteleros, fabricantes y representantes de otras ramas contribuyan a renovar el tejido creativo de la ciudad con estas colaboraciones.