Vicente Martínez: «La obesidad en niños no es problema de un exceso de ingesta calórica»

Antonio Gómez / Cuenca
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«Hay más de 200 genes que predicen la obesidad, sin embargo hay otra serie de teorías»«Un niño que es delgado ingiere un 10 por ciento más de calorías por kilo de peso»

El director del Centro de Estudios Sociosanitarios de la UCLM, Vicente Martínez Vizcaíno, lleva más de 20 años analizando la evolución de los factores de riesgo cardiovascular en escolares a través de una serie de estudios que incluyen mediciones de composición corporal y haciendo un seguimiento de la alimentación. El Estudio de Cuenca, que ha sido llevado a cabo por el Centro de Estudios Sociosanitarios de la Universidad de Castilla-La Mancha, demuestra que «los niños más obesos no lo son porque ingieren más calorías sino por un exceso de sedentarismo».

Destaca lo importante que es que los más jóvenes hagan actividad física porque un «estilo de vida activo tiene consecuencias favorables en su metabolismo». Apuesta siempre por la dieta mediterránea y hace hincapié al decir que los padres deben inculcar hábitos saludables a los niños para que se desarrollen con total normalidad.   

¿Cuál es el objetivo y las conclusiones del Estudio de Cuenca llevado a cabo por el Centro de Estudios Sociosanitarios de la Universidad de Castilla-La Mancha desde el año 1992?

El Centro de Estudios Sociosanitarios de la Universidad de Castilla-La Mancha puso en marcha el Estudio de Cuenca con el objetivo de monitorizar la evolución de los factores de riesgo cardiovascular en escolares desde el año 1992. Se hicieron mediciones corporales y se llevó a cabo un seguimiento de la alimentación. A una de las conclusiones que hemos llegado es que los niños más obesos no lo son porque ingieren más calorías sino que el problema está en el exceso de sedentarismo. Además, también nos dimos cuenta que son precisamente los niños más delgados los que más comen o que la situación económica de las familias pude haber afectado a la estatura de los niños.

¿Varían los datos que su equipo obtenía con el paso de los años o eran prácticamente los mismos?

En el Estudio de Cuenca se refleja que en los primeros años en la década de los noventa  los principales problemas que tenían los niños es que tenían unas cifras de colesterol de las más altas de Europa. Periódicamente íbamos haciendo análisis de los que estudiaban 4º y 5º de Primaria, que se corresponde con 9 y 10 años, pero los datos que obtuvimos al principio en 1992 cambiaron con posterioridad. Seis años después, es decir, en 1998, nos dimos cuenta que los niveles de colesterol malo (LDL) habían disminuido un 15% y sin embargo la obesidad iba aumentando lentamente. A partir de ahí decidimos que, además de monitorizar la evolución de los  factores de riesgo cardiovascular, como veníamos haciendo hasta ese momento, había que probar la eficacia de intervención para aliviar o prevenir el problema del sobrepeso. Pusimos en marcha los llamados programas MOVI 1 (2004-2006) y MOVI 2 (2006-2008), y MOVI KIDS (2012-2014).

 ¿En qué consistía el Programa MOVI 1?

MOVI 1 es el nombre de la intervención de un proyecto de investigación cuyo objeto era valorar la eficacia de un programa de actividad física de tiempo libre en niños de 9 a 11 años para prevenir el sobrepeso y otros factores de riesgo cardiovascular. Consistía fundamentalmente en que los niños y niñas hicieran durante 90 minutos ejercicio lúdico no competitivo de intensidad moderada a vigorosa, tres veces por semana durante dos años lectivos. Una de las conclusiones a las que se llegaron es que había unos niveles altos de obesidad, por encima del 30%, que éramos capaces de disminuir el porcentaje de grasa corporal y la adiposidad. Por  último, también se notó que mejoraban la forma física.

Sin embargo, luego hubo una segunda fase que se denominó MOVI 2. ¿En qué consiste?

Con posterioridad se pasó a una segunda fase, que se denominó MOVI 2, que aumentó el total de ejercicio físico a 90 minutos en dos días lectivos y 150 minutos los sábados, y de esta forma se hacía un total de cinco horas y media semanales de actividad física para evaluar la repercusión en los hábitos de los niños. Entre los resultados que obtuvimos estaba que también disminuía la grasa corporal y mejoraba el riesgo cardiometabólico. Una cosa curiosa es que las mejoras eran mayores en las niñas que en los niños, ya que uno de cada  tres era sedentario mientras que ellas, en aquel entonces, eran dos de cada tres, aproximadamente un 70%. Hay que recordar que este programa se desarrolló en 20 colegios de la provincia de Cuenca y participaron alrededor de 1.000 niños.

Más tarde decidieron que había que comenzar a intervenir en niños de 4 y 6 años y se desarrolló el programa MOVI KIDS. ¿A qué conclusiones llegaron?

Nos encontramos que en el niño de 4 a 6 años la prevalencia de sobrepeso que estaba en un 35% en 2007-2008 había caído hasta el 21 o el 22%, pero por el contrario el bajo peso ha crecido del 9,7% en niños nacidos en el 2000 al 21% en los nacidos en 2007. Con lo cual podemos decir que tenemos un doble problema porque uno de cada cinco niños tiene sobrepeso y uno de cada cinco niños tiene bajo peso, y a veces en una misma familia hay un niño con bajo peso y un niño con sobrepeso. La conclusión es que no se mueven lo suficiente los niños, ya que practican una hora de actividad física de intensidad moderada al día (deportes o juegos), pero el resto del tiempo permanecen inactivos y eso los convierte en niños sedentarios, independientemente de la actividad física que finalmente hagan.

¿Puede afectar la crisis a la hora de comer de los niños y eso hace que aumente la delgadez?

Uno de los datos que más llama la atención del estudio es que en los últimos años hemos observado que los niños de bajo peso se ha duplicado hasta alcanzar el 20,5% de la población infantil, mientras que la de sobrepeso y obesidad ha descendido hasta el 20,4% cuando años atrás se situaba en torno al 35%. Los datos están ahí, pero nosotros no hemos estudiado cuáles son las causas del porqué suben los porcentajes y otros no.

¿Tiene que ver la genética a la hora de que un niño sea delgado o no?

Es una pregunta muy difícil de contestar, pero yo diría que tiene que ver la epigenética, es decir, hay más de 200 genes que predicen la obesidad. Sin embargo, hay teorías, entre las que se encuentran las que defendemos nosotros, que la actividad física vigorosa a edades precoces es capaz de inhibir la expresión fenotípica de los genes de la obesidad. Hay que tener en cuenta que la epigenética es la influencia de condiciones ambientales en la expresión de los genes, algo que hace unos años no teníamos en cuenta. Ahora se ha visto, en modelos animales, que es posible condicionar la expresión de los genes de la obesidad, aunque no se modifique lo que es la composición genética.

¿Es la obesidad infantil una epidemia?

En mi opinión sí, al menos en el mundo desarrollado y está empezando ya a crecer en países en vías de desarrollo. Los epidemiólogos hablamos de que un problema, que globalmente afecta a uno de cada cinco niños, y cuya frecuencia ha aumentado en un par de décadas, se puede catalogar de epidemia. Y cuando esta epidemia está muy extendida en zonas geográficas muy extensas, como es el caso de la obesidad, hablamos de pandemia.

¿La ingesta de calorías es la responsable de la  actual epidemia de obesidad?

La obesidad en los niños españoles no es un problema de exceso de ingesta calórica, porque lo que dicen nuestros datos es que los que tienen sobrepeso no ingieren más calorías que los niños con bajo peso e incluso ingieren menos. La ingesta de calorías no es la responsable de la actual epidemia de obesidad en nuestra opinión, sino el sedentarismo. La elevada frecuencia de conductas sedentarias tienen una gran responsabilidad en la génesis de la epidemia de obesidad en España.

¿Cuál es la solución para que hubiese menos niños obesos?

Creemos que en la actividad física debe estar presente no sólo en el colegio sino también en el resto de actividades de la vida. Hay experiencias en Finlandia donde en colegios en edades muy precoces, se está empezando a aprender a contar pasando una pelota unos a otros, por ejemplo. Es fundamental que los niños en el colegio hagan recreos más activos, e incluso podría hacerse pequeños cortes de actividad de tres o cuatro minutos cada hora, porque lo que no parece admisible es tener a un niño de 5,6 o 7 años sentado dos horas sin moverse del sitio, y después llevarlo a casa o a otra actividad sedentaria en coche. Y los fines de semana pasar horas y horas pertrechados delante de un monitor de televisión.

¿Qué recomendaría a los padres cuyos hijos son sedentarios?

Le recomendaría imprimir cortes de actividad física de los periodos prolongados de sedentarismo. Está bien ir a música, está bien ir a danza, a inglés, pero todos estos desplazamientos tienen que ser activos. Resulta curioso observar que los mayores embotellamientos de tráfico que hay en las ciudades y pueblos se producen cada día a la entrada de los colegios y centros deportivos.  Sobre todo, hay que procurar devolverles la calle a los niños, ya que desde hace unos años se la hemos robado.

¿Qué le parece el programa que ha llevado a cabo la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha de enseñar a  comer mejor la fruta en los colegios?

Me parece bien cualquier intervención que no incida en señalar a niños con sobrepeso o con problemas. A los niños no hay que hablarles de su peso corporal y de su imagen corporal, sino que hay que darles oportunidades para que lleven una vida sana. No creo que en los programas que se hagan se cometan errores en este sentido y siempre que no se estigmatice a los niños con bajo peso o con sobrepeso me parece bien.

 

«El menú de la dieta mediterránea es el ideal»

El director del Centro de Estudios Sociosanitarios de la UCLM, Vicente Martínez Vizcaíno, explicó que en el estudio realizado salen datos curiosos sobre la estatura de los niños y lo importante que es la dieta mediterránea para los más pequeños.

¿La situación económica de las familias puede haber afectado a la estatura de los niños?

El de la estatura es uno de los resultados que no buscábamos en el estudio, pero es sorprendente que en las últimas mediciones que realizamos a niños de 9 y 10 años  nunca habíamos detectado diferencias en la estatura media por el nivel socieconómico de los padres. Por primera vez, los niños que nacieron en 2008  en familias de alto nivel socieconómico miden cuatro centímetros de promedio más que aquellos que nacieron en familias de bajo nivel socieconómico. Las causas de esa diferencia habría que explorarlas bien, sobre todo, para buscar soluciones en salud pública. Igual pasa entre el nivel socieconómico de los padres y el sobrepeso y bajo peso. Hasta hace muy poco los niños de bajo peso eran más frecuente en las familias de alto nivel socieconómico y los de sobrepeso en las familias más pobres. Sin embargo, eso ha cambiado porque el bajo peso se da a hora en las familias de bajo nivel socieconómico y eso habría que analizarlo mucho más en profundidad.

¿Cree que los niños beben el agua suficiente y llevan una dieta mediterránea?

Evidentemente, deben llevar una vida más sana y deben hidratarse bebiendo más agua porque otra de las conclusiones del estudio MOVI 2 es que, en general, se bebe menos de lo que es recomendable. El agua tiene efecto tiene, entre otros, efectos de lavado de toxinas muy importantes para la salud. Respecto al menú ideal, sería un menú muy adherido a la dieta mediterránea, aunque si los padres no se adhieren a esta dieta los hijos tampoco lo harán. Recomiendo que la familia introduzca hábitos alimentarios en consonancia con la dieta mediterránea, especialmente en los tiempos de crisis, ya que es la manera más sana y más barata de alimentarse. Comer las legumbres, las frutas de temporada, la leche, carnes o pescados un par de veces a la semana, es suficiente para una dieta saludable porque, a la larga, abandonar la dieta alimentaria es caro.