La torre de la muralla de la ciudadela

C.M
-

La intervención planteada por el Consorcio en el bajo del edificio de la calle Armas 8, apuesta por documentar los restos conservados y por buscar un cometido al espacio que procure la visibilización del lienzo de muralla

El Consorcio ha recibido el final del proyecto destinado a la rehabilitación de elementos comunes y mejora de eficiencia energética en calle Armas número 8. Tal y como era de esperar porque el inmueble conservaba de restos relativos a la muralla que por allí discurría, Manuel Santolaya confirmó que, efectivamente, el lienzo allí localizado pertenece «a una torre de la primitiva muralla de la ciudad» en la que contemplan «las piedras y sillares» de este elemento defensivo.

Por ello, y una vez rehabilitada la fachada y la cubierta del inmueble -que fue aprovechando para acondicionar un pequeño estudio de la planta cuarta sin uso y deteriorado-, el gerente explicó que la adecuación interior de este espacio llevará «más tiempo». No en vano, se ha previsto «una intervención más específica de integración y adaptación» dependiendo del fin último de este lugar -ya sea por parte del Consorcio como por quien pudiera alquilarlo- que, por supuesto, respete «los restos aparecidos».

Esta presencia ya incluyó en el informe de intervención un apartado destinado a la realización de las perceptivas catas y labores arqueológicas enfocadas «no sólo a la documentación de lo conservado, sino a la búsqueda de la funcionalidad adecuada para este espacio». Esto es, el Consorcio como entidad sufragadora -en parte- de esta obra de adecuación denotó un importante interés por hacer visitable o poder exhibir este lienzo de muralla desde diversas opciones.

Este nuevo espacio pasa a ser gestionado por la institución que, una vez conozca las posibilidades del lugar ya sea para una ‘explotación’ propia o ajena, pudiera plantearse la inclusión de estos restos en su programa de rutas de Patrimonio Desconocido o en su utilización para diversas intervenciones tal y como se propone en las iglesias de San Sebastián o San Lucas, en las Cuevas de Hércules o en la Cámara Bufa del convento de las Concepcionistas.

Por el momento y hasta conocer el destino del lugar, la estructura -liberada de una especie de altillo en malas condiciones y con riesgo de desplome- puede contemplarse a través del cristal. Este hallazgo está íntimamente vinculado al localizado en los trabajos arqueológicos emprendidos -en 2008- durante la reforma del local situado en Santa Fe. La intervención supuso el descubrimiento de dos tramos de muralla y de una puerta monumental.

El arqueólogo responsable de la tarea, Arturo Ruiz Taboada, apreció el buen estado de conservación de este lienzo de muralla del alficén que discurre paralela a la actual travesía. Un barrio, apuntó el arqueólogo, que se ha visto alterado por múltiples transformaciones hasta que, en 1608, adquiere la configuración actualidad con la introducción de un nuevo diseño urbanístico. La cercanía de lo descubierto entonces con lo conservado en Armas 8 denota una conexión que parece evidente pero que, claro está, debe ser confirmada.  Las obras comenzarán en el número 8 cuando se adjudique el proyecto.

Sobre las intervenciones desarrolladas en el edificio de la calle Armas, 8, además de la referida al apartado arqueológico, se ha adecuado la fachada y la cubierta del inmueble aprovechando esta actuación para acondicionar un pequeño estudio que quedaba en planta cuarta, desconectada y sin uso, que estaba deteriorándose por momentos. Así, se realizaron un conjunto de catas por si existiera algún estrato inferior de interés en el revestimiento del edificio, por no suceder se procedió al picado de los mismos y la restitución del acabado con un revestimiento.

Esta intervención ha venido a completar el proyecto de mejora del acondicionamiento y la habitabilidad de viviendas de los números 2, 4 y 6 de la calle Armas redactado por la arquitecta Milagrosa Piñuela, responsable también del trabajo desarrollado en este número 8. Esta actuación, presupuestada con 305.597 euros y también auspiciadas por el Consorcio de la ciudad, finalizó el verano de 2016.