El pasado jueves se puso en funcionamiento el gestor documental web que alberga el denominado ‘Archivo Felipe González’. La fundación que lleva el nombre del que fue presidente del Gobierno de España entre 1982 y 1996 ha sido la encargada de dar vida a esta iniciativa, aportando casi 3.000 documentos que ahora mismo están al alcance de cualquier ciudadano.

Se trata de un proyecto histórico en Europa que sigue la tradición de las bibliotecas presidenciales estadounidenses, promovidas por Roosevelt en 1939. «Un lugar de encuentro entre política y ciudadanía, abierto a la investigación y la crítica», como bien se explica en la página web de la Fundación Felipe González.

Otra fundación, esta vez la de Telefónica, se ha encargado de la digitalización de los archivos, en su mayoría manuscritos. Estiman que cuando esté terminado todo el trabajo se puedan consultar más de medio millón de documentos privados, y hasta ahora secretos, del tercer presidente del Gobierno desde la reinstauración de la democracia.

«Mientras otros se dedican a borrar tuits cuando son nombrados algo, yo he decidido hacer público los tuits de mi época», destacó el propio Felipe González antes de entrar a la presentación del archivo. El que tenga oídos que escuche.

Con todo, lo cierto es que se trata de un ejercicio de transparencia inédito que pone a disposición de los ciudadanos el conocer de primera mano muchos de los acontecimientos de nuestra historia reciente.

Unos 50 cuadernos manuscritos, documentación oficial de sus primeros años de gestión y un importante fondo fotográfico son los archivos digitalizados hasta la fecha.

La documentación del expresidente socialista estaba dispersa y carecía de cualquier organización. Por supuesto no estaba clasificada con un criterio uniforme. Por eso, aunque ya es accesible, es complicado buscar cosas muy concretas y particulares en este nuevo archivo.

Si se introduce Toledo o cualquier otra capital de la región el buscador online del archivo González no devuelve registros concretos de esas ciudades. Como mucho enlaza a personajes de apellidos idénticos (como Pedro Toledo, presidente del Banco de Vizcaya en 1987) u otros lugares visitados por el expresidente, como la Guadalajara mejicana.

Hay que hilar más fino. La búsqueda por ‘Castilla-La Mancha’ desvela seis documentos. Se trata de cinco fotografías -dos de ellas idénticas- y un cuaderno de notas manuscrito bajo el título de ‘Secretaría General’. Está compuesto por 80 páginas escritas a mano por González. De la 45 a la 48 se puede leer información concreta sobre la «Comisión Ejecutiva de Castilla La-Mancha: política autonómica, situación del gobierno preautonómico, autonomía, situación financiera, municipios».

La fecha que recoge ese documento es el 18 de febrero de 1982. Teniendo en cuenta que el Estatuto de Autonomía de Castilla-La Mancha se rubricó el 10 de agosto de ese mismo año, todo indica que esa comisión ejecutiva tuvo que ser clave en el desarrollo de la región.

El documento, por desgracia, no deja de ser muy esquemático. Sin duda era la ‘hoja de ruta’ de Felipe González en esa comisión y los puntos importantes sobre los que no quiso pasar por alto.

González destaca que «no hay infraestructura regional» y señala como solución el Estatuto de Autonomía. Por último, llama la atención que solo registra el nombre de un municipio de toda la futura autonomía: Puertollano, quizás por ser un feudo histórico de los socialistas.

Y es que, cuando se analiza la información manuscrita del expresidente no se puede hacer otra cosa que suponer. Son notas personales, muy esquemáticas, y en muchos casos sólo él sabe exactamente lo que quiso reflejar.

Otro ejemplo claro se puede ver si se acota la búsqueda regional a un nombre propio, el del socialista más influyente de la región en aquellos años: José Bono.

La búsqueda devuelve un total de 15 resultados, 6 fotografías y 9 cuadernos de notas también manuscritas. Son en su mayoría los apuntes que González preparaba antes, o durante, las reuniones de la Ejecutiva federal del PSOE.

Escribe anotaciones sobre cada uno de los presentes. Las de Bono no tienen desperdicio.

Existen referencias al antiguo líder de los socialistas castellano-manchegos desde el año 1989 a 1993. Destaca que comienza refiriéndose a él como «José Bono» y que termina anotándolo por un ya más cariñoso «Pepe Bono».

La primera anotación que existe de Bono se puede encontrar en la página 29 de un cuaderno manuscrito de 1989-90. Son las intervenciones en el Congreso Federal del PSOE. Bono aparece en el puesto 24, entre Joan Reventós y Raimon Obiols. Junto a su nombre solo aparece una palabra, eso sí, en mayúsculas: «Desconcierto».

Lo dicho, solo el propio González y quizás los presentes saben bien qué quiso reflejar el expresidente con su comentario.

La verdad es que la mayoría de las referencias que aparecen junto al nombre de Bono son bastante curiosas. Otro ejemplo llamativo se puede encontrar en otro cuaderno manuscrito, esta vez de los años 1992 a 1993. En la página 36 de ese documento, catalogado como «Notas sobre la preparación para el comienzo de la legislatura», se incluye junto a José Bono anotaciones como «vamos a corregir errores», «negociación sin soberbia», «no patrimonializar la opinión del Partido» o «lucha contra la corrupción». Sin duda fueron apuntes tomados durante la intervención del socialista castellano-manchego.

Igual de curioso es otro registro en un cuaderno de los años 1990-91. En él indica que Bono le da «voto afirmativo» y señala un «análisis crítico y errores» que articula en seis puntos. La «lealtad como silencio», «concentración excesiva del poder», «brotes de indisciplina (decir fuera lo que no se dice dentro y no acatar lo que no se vota) o «poco aprecio por la fuerza de un partido» son algunos de esos crípticos puntos. Una vez más, su significado exacto queda en el aire.

Las relaciones entre González y Bono siempre fueron, cuanto menos, curiosas. Eso sí, el expresidente de Castilla-La Mancha fue uno de los que no faltó a la presentación este pasado jueves del archivo digitalizado. No en vano, se trata de la historia de una parte de España de la que ambos formaron parte.