La familia del asesinado de El Carpio exigirá la máxima pena en el juicio

J.A.J./Toledo
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Al cumplirse dos años del asesinato de José Ángel Juan, en un asalto a la casa familiar en el que resultó herido su padre, reclaman que los autores del crimen no queden impunes. Está previsto que el juicio por estos hechos se celebre en abril

Los familiares de José Ángel Juan, el ganadero de El Carpio de Tajo que hace hoy exactamente dos años fue asesinado en un brutal asalto a la vivienda familiar durante el que resultó herido su padre, exigirán la máxima pena posible contra los autores del crimen. Así lo plantearán en el próximo juicio por estos hechos, cuya celebración está prevista para el próximo 22 de abril en la Audiencia Provincial. Pedirán que la muerte violenta de este hombre sea calificada como asesinato consumado (castigado hasta con 25 años de cárcel), evitando la más leve categoría de homicidio. También reclamarán que las heridas al padre sean consideradas como asesinato en grado de tentativa.

Hay que recordar que José Ángel y sus padres se vieron sorprendidos sobre las ocho y media de la tarde de aquel cinco de marzo de 2013, cuando descansaban en el hogar por un grupo de personas con armas de fuego, que irrumpieron violentamente en el hogar con el pretexto de cometer un robo. Pero los autores del asalto demostraron un nulo respeto por la vida de José Ángel y su progenitor al tirotearles. El resultado fue la muerte del joven ganadero, que tenía entonces 38 años, y graves heridas para el padre.

Aquellos hechos generaron una enorme conmoción en El Carpio, que días después se volcaba en la asistencia al funeral por este hombre especialmente querido por sus vecinos. Su hermana Cristina señala entre las múltiples cualidades del finado su apego a las fiestas y tradiciones del municipio, que le hacían ser especialmente querido por sus vecinos. «No le dejaron ser el hermano mayor de las fiestas de Santiago Apóstol», recordaba destacando la implicación de su hermano en los festejos tradicionales de su hermano. «Era una bellísima persona que se dedicaba a su ganadería, que no debía nada a nadie, y que lo único que hacía era trabajar y disfrutar con su caballo», comenta la mujer describiendo una estampa de su hermano que nadie borrará de su corazón.

Tres meses después la Guardia Civil ponía algún consuelo a esta familia con la detención de los implicados en este crimen tras una ardua investigación. Estos fueron tres hombres y una mujer arrestados en las localidades de Motilla del Palancar (Cuenca), Los Cortijos (Ciudad Real) y Villanueva de la Torre (Guadalajara). En la operación policial se intervinieron dos armas de fuego presuntamente utilizadas en la comisión del delito. Los tres hombres quedaron en prisión provisional a la espera de juicio, al encontrarse indicios de su participación en el asalto,  mientras la mujer quedaba en libertad con cargos por una posible cooperación con estos sujetos.

Cristina Juan expresa su agradecimiento al Instituto Armado por el trabajo llevado a cabo para hallar a los responsables de este brutal ataque con el fin de respondan por lo ocurrido. Sin embargo, a la familia le queda el regusto amargo de que las investigaciones no hayan permitido descubrir al informante que les señaló como objetivo del asalto, exagerando sobre su prosperidad económica. «La pena es que no se haya encontrado al chivato, porque tiene tanta culpa como el que apretó el gatillo, porque dio una información falsa, errónea», explica la mujer, describiendo a su familia como gente sencilla que no tiene más que el fruto de su trabajo. «Somos gente normal y corriente que salimos de casa para ir a trabajar, como todo el mundo . Y luego no tenemos libertad ni en nuestra propia casa», explica. El propio José Ángel, dedicado a un oficio sacrificado como la ganadería en el que los animales no dejan tiempo de descanso, da un ejemplo de personas comunes que no han hecho nada para merecer pasar por el trauma de una muerte violenta. De hecho, Cristina recuerda que el ataque sorprendió a su hermano cuando acababa de llegar de la faena y se preparaba para ver un partido de fútbol con sus padres, sin imaginarse lo que se le venía encima.

El hueco que José Ángel ha dejado en sus allegados nunca podrá ser cubierto. Por eso, su familia se empleará en lo único que ya les cabe hacer, que por su injusta muerte recaiga la mayor condena posible sobre los implicados. «Un ser humano no puede quitar la vida a otro ser humano, y menos en tu propia casa y delante de tus propios padres», clama Cristina, que agradece también en nombre de la familia la solidaridad mostrada por los vecinos de El Carpio durante este tiempo.