Único testigo de la minería

J.M.
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El castillete de Mazarambroz, como parte de una producción minera extinguida hace 40 años, es la única maquinaria de estas características en la provincia

Los jefes de localizaciones de películas se relamerían probablemente si alcanzan a desviarse de la carretera que comunica Layos y Pulgar por el desvío de la rotonda que conduce a Mazarambroz. A menos de 500 metros, el conductor observa claramente un castillete de extracción minera, con un aire crepuscular, como en las buenas películas del Oeste. La canícula de julio engorda la impresión de que uno se encuentra en unas tierras áridas, despobladas, como en el lejano Oeste que tanto frecuentó el Hollywood de los años dorados. Sin embargo, uno se encuentra en el valle del Guajaraz, a 25 kilómetros de Toledo y en plena comarca de los Montes.

Hace unos 40 años que quedó arrinconada la producción de este yacimiento llamado ‘La económica’, y desde entonces se ha ido desluciendo la maquinaria y las construcciones contiguas mediante las que se extraían plomo y zinc.

La Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo actualizó a principios de mes el estado de la Lista Roja del Patrimonio para contribuir a la valoración y salvaguarda de los elementos patrimoniales y medioambientales en peligro de alteración o destrucción en la provincia. La compilación mantiene la mayoría de los 25 bienes, excepto a dos: el convento de Santa Clara la Real de Toledo y el castillete del Guajaraz de Mazarambroz. Ambos se incorporan a una lista naranja configurada como transición de aquellos que han mejorado aunque sin librarse por completo de las amenazas.

La razón se debe a la incoación del expediente de Bien de Interés Cultural de la Junta de Comunidades, que implica ya una protección. «Tiene mejores expectativas aunque nadie haya intervenido en él», explica el presidente, Jesús Carrobles, quien destaca la importancia minera de la provincia a principios del siglo XX. «El castillete se conserva muy bien y es muy representativo», apunta sobre esta construcción industrial antes de sugerir la posibilidad de que pueda ser incorporado a una ruta turística

El yacimiento pertenece a la historia de la provincia. «Las labores fueron subterráneas, con pozo de extracción, ventilación, galerías a distintos niveles, e incluso un taller de preparación mecánica de minerales, destinado a separar la blenda de la galena por el método de flotación diferenciada. Este método se usa en todas las instalaciones españolas para la concentración de dichos minerales y otros sulfuros pesados y, en esencia, consiste en hacer flotar el mineral, finamente pulverizado, en un medio líquido con ayuda de elementos químicos, que se adhieren a las partículas minerales envolviéndolas en una especie de burbujas flotantes en medio al cambiar de densidad; de esta manera, los materiales, que llamamos ganga y que nos interesa separar de los minerales, se van al fondo, al no ser admitidos por los productos químicos utilizados en el proceso, siendo cada sulfuro de un metal tratado con elementos químicos específicos», describía sobre este yacimiento la Diputación Provincial en una serie de los Cuadernos Toledanos.

«Desde lejos, desde la carretera de Layos puede observarse aún la magnificencia de su castillete de extracción», decía este número de la publicación de la Diputación correspondiente a 1981. La mina fue explotada desde finales del siglo XIX hasta la década de los años 70 del siglo XX. La producción global llegó a alcanzar, según diversos cálculos, casi 1.200 toneladas al año de mineral, como detalla la página de internet especializada ‘www.enominer.com’. Esta misma fuente concreta que las concesiones mineras repartidas en una superficie de unas 1.000 hectáreas eran explotadas por la compañía Minas del Guajaraz. Además del castillete de hierro del pozo maestro de la explotación llamado de ‘La unión’, renquean otras edificaciones como almacenes, talleres de maquinaria, tolvas y construcciones para los lavaderos y flotación del mineral, dependencias de laboratorios, así como escombreras.

El castillete de Mazarambroz conserva las poleas y los cables de extracción y está rodeado por una estructura de mampostería en los muros y ladrillo macizo en las esquinas.

Entre los yacimientos relacionados con la minería en la provincia, sobresale el antiquísimo de Ciudad de Vascos, en el término municipal de Navalmoralejo. Las excavaciones revelan que fue un centro metalúrgico de cierta envergadura en el que se trabajaban metales –especialmente preciosos- procedentes de las minas de los cercanos Montes de Toledo.