La infanta Elena y sus hijos disfrutan, durante horas, del Toledo del Greco

i. g. villota | TOLEDO
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Iniciaron su recorrido privado en torno a las once de la mañana con una visita a la exposición 'El Griego de Toledo', para continuar con la Capilla de San José y la Sacristía de la Catedral Primada

La infanta Elena y sus hijos disfrutan, durante horas, del Toledo del Greco - Foto: David Pérez

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La familia real está volcada con Toledo este Año Greco. La reina ha visitado dos veces, en menos de un mes, la ciudad con motivo del cuarto centenario de la muerte del pintor cretense. La primera vez asistió a la inauguración de la muestra ‘El Griego de Toledo’ en el Museo de Santa Cruz y la segunda al Réquiem de Verdi en la Catedral Primada. Su hija mayor, la infanta Elena, recorrió ayer las calles de la capital y tres espacios Greco de manera privada junto a sus hijos, Felipe Juan Froilán y Victoria Federica, y con la hermana del Rey, la infanta Margarita, así como el secretario de las Infantas, Carlos García Revenga.

Los miembros de la familia real estuvieron acompañados en todo momento por el director general de la Fundación El Greco 2014, Jesús Carrobles, quien les recibió en torno a las 10,30 horas para iniciar, minutos más tarde, su visita en el Museo de Santa Cruz, al que accedieron con rapidez con su propia entrada, al haber pocas personas esperando para acceder al edificio.

Tras pasar más de una hora disfrutando de la muestra ‘El Griego de Toledo’, doña Elena se trasladó a la Capilla de San José, donde se fotografió con los cuidadores de sala y los miembros de seguridad del inmueble.

Tras ver la obra ‘San José y el Niño’, la infanta se trasladó andando hasta la Catedral Primada, a la que accedió por la Puerta Llana en torno a las 13,00 horas, cuando el arzobispo Braulio Rodríguez Plaza oficiaba la Misa Crismal del Martes Santo.

La hija del Rey visitó la Sacristía, quedándose prendada de la belleza de ‘El Expolio’, la obra del Greco, recientemente restaurada, que preside la sala. Tras aproximadamente 45 minutos en el interior del edificio, salió por la puerta de Los Leones acompañada por los seminaristas que habían asistido a la eucaristía, con los que bromeó durante unos minutos.

Desde allí se dirigió a las cuatro calles, recorriendo la calle Comercio, la plaza de Zocodover y la calle Santa Fe, donde se fotografió con un grupo de turistas -que dijeron tener origen griego- antes de despedirse de Carrobles y montar en el coche.

Tras más de tres horas recorriendo el Toledo del Greco, la infanta y su familia se desplazaron para comer hasta el restaurante ‘Hierbabuena’, desde el que todos disfrutaron de una de las imágenes más bellas de la ciudad, viendo el Tajo y el Valle.