Carlos Iglesias: «Es lógico que el cine hable de la inmigración»

JAVIER GARCÍA
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El director y actor acaba de estrenar la secuela de 'Un franco, 14 pesetas'

Carlos Iglesias: «Es lógico que el cine hable de la inmigración» - Foto: Cesar Montero

Han pasado siete años desde que Martín y su familia dejaron Suiza y volvieron a Madrid. Ahora, en 1974, con motivo del bautizo del segundo hijo de Marcos, los antiguos amigos se reencontrarán, y se producirá una nueva invasión de españoles que revolucionará Uzwil. Abuelas que llegan desde Madrid de improviso, hijos que se presentan con sus novias hippies, curas que cantan flamenco, un banquero que intenta evadir dinero… todo se da cita en una alocada ceremonia que hará peligrar la tranquilidad de este pequeño pueblo suizo. Este es el argumento de Dos francos 40 pesetas. Su realizador, Carlos Iglesias aborda las aventuras de esta cinta española.

¿Cuál es el motivo principal, para rodar una segunda parte de Un Franco, 14 pesetas?

Pues que me dedico a esto. La verdad, es que yo nunca pensé en hacer una segunda parte, pero lo que sí quería es hacer una comedia. Me pareció bien hacer un paralelismo entre dos crisis, la del petróleo, y la actual, en un contexto absolutamente distinto, yo lo tenía muy claro, yo no quería contar dos veces Un franco, 14 pesetas, la melancolía y la nostalgia estaba contada, dónde tenía que estar contada. Ahora el país ha evolucionado, y siete años más tarde ya no es el mismo, ni tan gris, ni tan casposo, ni tan triste.

¿Cuáles han sido tus fuentes de inspiración para escribir el guión?

Mi propia memoria. Si tuve que recopilar en la primera historias de 58 familias, en ésta segunda, simplemente con echar mano de mi memoria fue suficiente, porque el personaje de Pablo soy yo, descaradamente, con la edad que tengo actualmente, me acuerdo de lo que pasaba cuando yo tenía 19 años.

¿Cuál es el motivo de filmar con tanta cercanía?

Yo soy actor nada de la actuación me es ajeno. La gran ventaja que yo tengo con otros directores es que, de una forma intuitiva, sé lo que le puedo pedir al intérprete, y lo que es imposible que me dé, porque me pongo en su lugar.

¿Cómo han sido las jornadas de rodaje en Suiza?

Estábamos a 33 grados, con una sensación térmica de 40 . Nos estábamos deshidratando en esas casas de madera, todo lleno de moquetas por todos los lados. Por lo demás, Suiza se ha comportado siempre maravillosamente bien.

¿Deseas darle más continuidad a este tema?

Pues no lo sé, porque siempre creo que es la última, pero siempre surge algo en mí, parece que estos temas de alguna forma me persiguen, posiblemente, porque estén muy poco tocados o prácticamente no los haya tocado nadie. Y eso sí que me sorprende, porque llegamos a ser cuatro millones de españoles los que salimos, parecería lógico que nuestro cine, y nuestra literatura hubiera hablado más de la inmigración en los 60 y 70. A lo mejor sí sigo tocando éste tema.

¿Por qué, tenemos que ir al cine y ver tu película?

Porque los que hayáis visto la primera no podéis evitar ver la segunda, veréis además una evolución muy lógica, y muy sincera de los personajes. Y los que no la han visto, necesariamente tienen que tener una visión de la inmigración de los 60 y de los 70. Me parece que hay un retrato muy sincero, y muy real de cómo eran los personajes, de cómo era el casticismo. Con qué grado de sinceridad y de llaneza eran las gentes en aquél momento.

Es interesante el personaje de Tina Sáinz por su sinceridad. ¿Cómo conseguiste su colaboración?

Porque tengo un peliculón. Nos conocimos en Los muertos, no se tocan, nene, allí le comenté que iba a hacer éste personaje. Y cuando la llamé, no se lo creía. Lo borda. Lleva toda la mala leche, y toda la amargura de la España profunda, metida ahí, en el cuerpo, de esa mujer maltratada por la vida, que tiene mala suerte hasta para hacer el viaje a Suiza. Lo más maravilloso de todo, es que está basado en una historia absolutamente real, y que a dos abuelas, de amigos de mis padres les ocurrió eso, que se odiaban entre ellas, que hicieron un viaje muy distinto cada una de ellas, y que contaban una maravillas, y otra un sufrimientos. Y no voy a desvelar más, porque si no estamos contando ya la película.