Dos testigos aseguran que vieron viva a la víctima cinco horas antes de hallarse su cadáver

J.A.J./Toledo
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La Defensa insiste en que el crimen se cometió después de la seis de la tarde, en base a unos mensajes salidos del móvil de la asesinada

«Seguimos pidiendo a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado que sigan con sus diligencias para descubrir lo antes posible la realidad de lo que pasó en esa aciaga mañana o tarde, no lo sabemos». En esta aparentemente críptica declaración del delegado de Gobierno, José Julián Gregorio, tras ser preguntado por el crimen de Quintanar el pasado día 15, se resume una pregunta fundamental: ¿A qué hora fue asesinada en su domicilio la víctima, Isabel Laureana Cebrián? De su respuesta, dependerá que continúe la investigación contra su viudo. Y su Defensa ha aportado al sumario dos testigos que confirman que Cebrián estaba viva sobre las dos de la tarde del día de su muerte. O sea, unas cinco horas antes de que la encontrara muerta su marido, sobre las siete y media.

Estos testigos son un frutero y un carnicero, que sobre la hora antedicha atendieron en sus establecimientos a Cebrián en la hora antedicha, lo que ya descarta que el asesinato pudiera cometerse antes. A partir de ahí, la investigación debe determinar si el crimen se produjo entre las dos y las cuatro de la tarde, momento en que F.J.C.C. estuvo  en casa con la víctima para comer con ella antes de volver a su trabajo, o después, como sostienen sus familiares.

El viudo no manejaba whattsapp.

La Defensa insiste en que el crimen, además de ser cometido por otra persona, se produjo después de las seis y diez de la tarde, cuando F.J.C.C. estaba fuera del hogar. Para ello, se basan en los mensajes de WhattsApp que salieron del móvil de la víctima a esa hora, en un diálogo con dos amigas. Incluso ante la posibilidad de que esos mensajes hubieran sido emitidos por otra persona, el asesino,  los allegados a la pareja descartan que pudiera hacerlo F.J.C.C. porque no estaba familiarizado con el uso de este sistema de mensajería móvil. «Los que conocemos a Isabel Ana y su marido, sabemos que él no usaba el WhattsApp. Sabemos que fue ella, porque así lo confirman sus amigas», explica Tello como amigo de la pareja.

Aún falta el resultado de pruebas forenses.

A la Defensa le consta que la Guardia Civil continúa con sus pesquisas, ya que se han vuelto a reclamar los vídeos de cámaras de seguridad de establecimientos cercanos al lugar del crimen. Sin embargo, señalan que aún faltan en el sumario  los resultados definitivos de la autopsia, cuya realización se demoró a dos días después del crimen, y otras pruebas forenses que sólo constan como efectuadas, como los análisis de sangre, pruebas de ADN  e inspección de las huellas dactilares encontradas en el escenario del crimen.  Entre otros detalles, Tello destaca que los investigadores se llevaron un trozo de tubería de la vivienda para buscar en él restos biológicos del asesino en caso de que se hubiera lavado una vez cometido el apuñalamiento.