Hermanados por el Tajo

Patricia Pérez
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Los representantes del proyecto Cultura Avieira de la ciudad lusa de Santarém visitaron Talavera para potenciar la colaboración en pro de la recuperación del Tajo. El alcalde les transmitió una propuesta para un hermanamiento

Hermanados por el Tajo

Las historias de Talavera y el municipio portugués de Santarém están unidas por un río, el Tajo. Ambas ciudades ven cómo el agua del antaño rico y poderoso Tajo se desvirtúa dejando grandes arenales y poca vida. El mismo sentimiento de abandono, en ocasiones indefensión, y tristeza por perder el padre Tajo ha conectado ambos pueblos.La pasada semana visitaban Talavera el presidente del proyecto de la Cultura Avieira avalado por el Instituto Politécnico de Santarém, Joao Serrano, y su asesora, la doctora Lurdes Vístia. En su maleta, tres ideas fundamentales: afianzar la colaboración con la Universidad de Talavera, compartir sus estudios sobre la Cultura Avieira para volver a dirigir las miradas sobre el río como ente social, cultural y económico, y proponer un hermanamiento entre ambas localidades.El primero de los cometidos de los doctores Serrano y Vístia, potenciar la relación entre universidades, está corroborado por el convenio de colaboración que en abril de 2012 firmaron la UCLM en Talavera y el Instituto Politécnico de Santarém (IPS). Gracias a él se promueve el intercambio de alumnos y profesores entre universidades, el desarrollo de publicaciones, la cooperación científica en congresos y seminarios y la participación conjunta en proyectos de investigación. Desde el centro universitario de Talavera, además, apoyan de manera expresa la candidatura presentada por el IPS para que la Unesco declare Patrimonio de la Humanidad la Cultura Avieira.Y es que ésta es la única civilización fluvial que sobrevive en Europa. Sus características propias en las casas, los barcos, la forma de pescar con redes o su gastronomía hacen que se conviertan en una seña de identidad a potenciar. Explican los expertos lusos que es en el siglo XIX cuando, debido a movimientos migratorios tierra adentro, grupos de pescadores de agua salada se establecen en el Tajo medio a su paso por Portugal, creando una idiosincrasia específica y viviendo de unas aguas que, hoy en día, no son tan prolíficas. De ellos se tiene constancia aún en los años sesenta, con unas 80 aldeas avieiras asentadas en las orillas del río. La recuperación de las características particulares de esta cultura se plantea así con una doble vertiente: la cultural y la económica. Esta última, a través de la generación de un turismo que vuelva a conocer las bondades del Tajo. De hecho, en la comarca de Santarém ya están trabajando en la creación de un consorcio que posibilite la inversión turística en la zona.El carácter reivindicativo es una de las bases de la cooperación luso-talaverana. Los pueblos ribereños quieren volver a mirar al Tajo como generador de vida, después de un tiempo donde trasvases, químicos, sequías y abandono han mermado sus posibilidades. Ese espíritu de lucha ya se manifestó en el I Forum Ibérico del Tajo, celebrado en el mes de junio en Santarém, y donde participaron con diversas ponencias los miembros de la Plataforma en defensa de los ríos Tajo y Alberche, Miguel Méndez y Miguel Ángel Sánchez, y el profesor universitario Ángel Monterrubio.Durante los próximos meses se organizará la segunda edición de este Forum, que previsiblemente se desarrolle en Talavera en el mes de octubre. Será entonces momento de analizar esa cultura ribereña que une pueblos y qué acciones llevar a cabo para recuperar el esplendor del Tajo.Y es que sin agua no hay vida. Y de ello también saben los vecinos lusos, que explican que las aguas saladas del Atlántico están poco a poco ganando terreno al dulce Tajo. De hecho, estiman que el agua de mar ha invadido unos 70 kilómetros de río tierra adentro, lo que supone la pérdida de cosechas y la sequía de las tierras.«Es importante el entendimiento en todos los aspectos», recalcaba el profesor Joao, al poner de relevancia el interés mutuo que talaveranos y lusos tienen en la recuperación del Tajo. Pero también de otros proyectos económicos como la alta velocidad; y aspectos culturales y sociales. «Tenemos las mismas mentalidades, las características de una ciudad ribereña».Por ello, la visita a la ciudad también ha tenido un carácter institucional. La pasada semana los profesores Joao y Vístia se reunían con el alcalde, Gonzalo Lago, para intercambiar puntos de vista y proyectos. De las manos del primer edil talaverano recibieron un bastón con el mango cerámico como símbolo de hermanamiento. La propuesta real para unir a las dos ciudades se materializará en un protocolo firmado por ambas localidades, y Santarém entrará a formar parte de los pueblos hermanados con la Ciudad de la Cerámica, tal y como ya sucede con Plasencia, Faenza (Italia), Bron (Francia), Guelta (Pueblo Saharaui), Talavera de la Reyna (Perú) o Puebla (México).Mientras, talaveranos y portugueses trabajarán en distintos proyectos para concienciar de la importancia del padre Tajo. Entre ellos, un convenio en defensa del río y sus ecosistemas con la Plataforma en Defensa del Tajo, algo que califican de estratégico para la lucha común. Además, y en el prisma cultural y social, se está organizando el primer crucero religioso por aguas del Tajo, desde su tramo medio portugués hasta su gran estuario. Será el próximo mes de junio y consistirá en una travesía de ocho días con embarcaciones tradicionales y la consagración de una talla de madera bajo la advocación de Virgen del Tajo.