Las condiciones de precariedad económica no son una excepción para muchos españoles, que no cuentan con los recursos mínimos para subsistir adecuadamente. Así lo evidencian los datos de los que dispone el Instituto Nacional de Estadística (INE), que forman parte de la Encuesta de Condiciones de Vida (ECV) difundida ayer y elaborada con cifras de 2015. Un informe que desvela que uno de cada cinco ciudadanos, el 22,1 por ciento de la población del país, se encuentra en riesgo de pobreza, es decir que vive con menos de 8.011 euros al año, mientras que los ingresos de las familias se han visto reducidos en un 0,2 por ciento, hasta los 26.092 euros anuales.

No obstante, el documento señala que el ingreso medio por persona creció el pasado ejercicio el 0,3 por ciento hasta 10.419 euros, lo que se explica por la reducción del tamaño medio del hogar (compuesto por menos miembros), que incrementa la renta per cápita.

El INE advierte, además, de que la tasa de precariedad de los menores de 16 años es del 28,8 por ciento, es decir que afecta a casi uno de cada tres, mientras que la de los mayores de 65 es del 12,3.

El «riesgo de pobreza», explica Estadística, es un indicador que mide desigualdad, no pobreza absoluta, esto es, cuántas personas tienen ingresos bajos en relación al conjunto de la población. Así, calculando el total de ingresos de los españoles en 2015, este indicador alcanzó el 22,1 por ciento, una décima menos que un año antes.

Mientras, el porcentaje de ciudadanos del país que vive en riesgo de exclusión se eleva hasta el 28,6 por ciento (con una caída de 0,6 puntos en un año) si se utiliza el indicador Arope (siglas de At Risk Of Poverty or social Exclusión), que es el que figura en la estrategia Europa 2020 de Bruselas.

Este indicador tiene en cuenta la baja intensidad de empleo en los hogares y la carencia material severa, como no poder comer carne, pollo o pescado cada dos días, no poder tener coche, calefacción, o lavadora, o no disponer de 650 euros para gastos imprevistos, entre otros factores.

 

ESTUDIOS Y CLASE SOCIAL. En su estadística, el INE divide a la población española en cinco grupos o «quintiles» (es decir que cada uno contiene al 20 por ciento de los ciudadanos) en función de sus ingresos. De este reparto se desprende que el 41,8 por ciento de los habitantes del país con educación superior esta en el quinto quintil (el de más ingresos), mientras que un porcentaje similar de los ciudadanos, el 41,5 de los parados, se encuentra en el primero (el de menores rentas). 

Si se tiene en cuenta la nacionalidad, el 16,7 por ciento de los españoles se encuentra en el grupo de ingresos más bajos, un quintil al que pertenecen el 30 por ciento de los extranjeros de la UE y el 51,7 de los extracomunitarios.