Una tormenta en La Jara deja sin agua a 9.000 vecinos

J.M.
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Las once localidades de la Mancomunidad del Río Pusa sufren un abastecimiento muy turbio porque la estación de bombeo no depura el caudal generado por la lluvia

Los más de 9.000 vecinos que pertenecen a las 11 localidades de la Mancomunidad del Río Pusa han dejado de utilizar el agua del abastecimiento público por la turbidez generada a consecuencia de una tormenta desatada el pasado día 17. La precipitación fue tan abundante, que removió la masa de agua y provocó un barro que no puede depurar la estación de bombeo. Los hogares detectaron entre el miércoles y ayer que salía de color marrón, por lo que nadie puede usar el recurso. «No hay quien se afeite con el agua», decía a este diario un afectado que acababa de detectar la incidencia.

De esta manera lo explicaba ayer a este diario el vicepresidente de la Mancomunidad del Río Pusa y alcalde de San Martín de Pusa, Alberto Lucero, quien lamentaba que esta incidencia, que tardará probablemente varios días en ser subsanada, se une a las quejas repetidas de los vecinos por la calidad del agua. Los ayuntamientos manejan un proyecto de varios millones de euros para el que buscan financiación; de momento, a principios de 2019, quieren acometer una primera fase.

Sin embargo, ahora mismo, los alcaldes de las 11 localidades están preocupados por la reparación de la incidencia. La tormenta desatada en las inmediaciones de Los Navalucillos, pero aguas abajo de la presa, ha desencadenado el movimiento de mucho barro que ha inutilizado los filtros de la estación de bombeo que distribuye el servicio público gestionado directamente por la propia mancomunidad hacia las poblaciones: Espinoso del Rey, Malpica de Tajo, Los Navalmorales, La Pueblanueva, Las Vegas y San Antonio, Retamoso de la Jara, San Bartolomé de las Abiertas, San Martín de Pusa, Santa Ana de Pusa, Torrecilla de la Jara y Villarejo de Montalbán.

Los trabajadores de la mancomunidad avisaron el día 18 a los alcaldes de que se avecinaba una turbidez en el suministro a consecuencia de la lluvia, por lo que los vecinos estaban enterados del desaguisado. «Los filtros no dan abasto para limpiar toda el agua», detallaba el alcalde jareño. Y apostilló: «Me imagino que en dos o tres días se solucionará».

Los cálculos se deben a que los trabajadores de la mancomunidad han observado que el agua llega ya clara a la estación de bombeo, pero se debe consumir todavía todo lo mezclado con el barro para que el abastecimiento vuelva a la normalidad.

Los ayuntamientos se han apresurado a dar explicaciones a los vecinos mediante las redes sociales para tranquilizar los ánimos. «Como consecuencia de la gran cantidad de agua caída en la cabecera de la presa el pasado día 17 de septiembre, los filtros no han bastado para evitar la filtración de barro a la red de agua de éste y otros municipios», pormenorizaba el miércoles el Ayuntamiento de Los Navalmorales, que, ayer, publicó un bando: «Desde este Ayuntamiento, se comunica que se están adoptando todas las medidas posibles, recomendando a la población no consumir agua de la red hasta la realización de nuevas analíticas que demuestren la potabilidad». Decenas de comentarios de reprobación han generado estos mensajes que evidencian las quejas continuas de los vecinos de esta localidad y del resto de las pertenecientes a la Mancomunidad del Río Pusa.

La Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha ha invertido en los últimos años en las infraestructuras de la mancomunidad. Concretamente, a finales de 2012, la por entonces consejera de Fomento Marta García de la Calzada visitó el recién construido depósito de agua que iba a resolver los problemas de abastecimiento de los meses de verano. Se trataba de una construcción prefabricada de hormigón con una capacidad para almacenar 263.000 litros de agua.

No obstante, la deficiencia del servicio «preocupa a todos los alcaldes, que recibimos quejas de los vecinos con toda la razón», afirma Alberto Lucero, quien recalca que la mancomunidad afrontará a principios de 2019 una obra en la planta de bombeo y filtrado para mejorar la potabilidad. En los últimos años, pocos vecinos han bebido el agua de la red.