Lo cierto es que los arroyos, y aún más en verano, suelen llevar caudales mínimos, incluso se secan hasta desaparecer, este es el caso del arroyo de la Rosa, donde el agua sí suele florecer en parajes cercanos a Burguillos y a su desembocadura en el río Tajo. No obstante, los vecinos del barrio no recuerdan una imagen así.