Jesús Labrador responsabiliza a la alcaldesa (y a su equipo) porque «no sabe, no trabaja y no se deja aconsejar»; como consecuencia se le pasan los plazos y, en lugar de buscar soluciones, lo oculta dando como resultado que Toledo cae otros 48 puestos en la clasificación de transparencia pasando a ocupar la posición 104 entre las 110 localidades testadas.