Quizás ahora sea uno de los predilectos. Probablemente la apoteosis del martes, gesta absoluta y sin mácula, haya convertido a David Mora en el consentido de Madrid, condición que se otorga a pocos y cuyo y cuyo disfrute no se suele alargar durante mucho tiempo. Si así lo fuera, pobre de él. Tendrá que esperar mejor ocasión. Qué bueyada tuvo enfrente ayer con los toros de la ganadería El Pilar